Sandrine Lefranc, Sarah Gensburger
“Quién olvida su pasado está condenado a repetirlo”. Este lema ha generado la multiplicación de políticas de memoria desde finales de la década de 1990, en todo el mundo. Estas políticas normalizadas deben permitir a todos los ciudadanos aprender “las lecciones del pasado” y construir sociedades pacíficas. En lugar de la tranquila cohesión social que esperaban, los países que han adoptado tales medidas, sin embargo, han enfrentado discriminaciones persistentes, populismos y terrorismos de todo tipo. Los estudios sobre memoria histórica tampoco cuestionan la necesidad y el impacto de las políticas de memoria en el comportamiento social. Este libro —publicado también en francés, inglés y árabe— rompe con la literatura existente y aporta una perspectiva crítica sobre la creencia demasiado consensuada de la eficacia de la política de la memoria para construir sociedades pacíficas, ya sea en una democracia estable o tras un conflicto político violento.
“Those who forget their past are condemned to repeat it.” This slogan has led to the multiplication of memory politics worldwide since the late 1990s. These standardized politics should allow all citizens to learn “the lessons of the past” and build peaceful societies. Nevertheless, instead of a calm social cohesion they hoped for, the countries adopting such measures have faced persistent discrimination, populism, and terrorism of all kinds. Studies on historical memory do not question the need for or impact of memory politics on social behavior either. This book—also published in French, English, and Arabic—breaks with the existing literature and provides a critical perspective on the all-too-consensual belief in the efficacy of memory politics to build peaceful societies, whether in a stable democracy or in the aftermath of a violent political conflict.
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