En los convulsos años treinta del siglo pasado no pocos artistas e intelectuales europeos se afiliaron al movimiento comunista, que prometía establecer el paraíso social de un Estado obrero. Algunos militantes surrealistas, entre ellos Luis Buñuel, se afiliaron entonces al Partido Comunista, liderado por la Comintern. Buñuel sirvió a esta causa política hasta su exilio norteamericano en 1938. Aunque siempre eludió reconocer aquel compromiso político, este libro, del cual esta es la segunda edición revisada, aporta una cuantiosa e inédita información documental sobre las actividades de Buñuel en aquella década trágica, en el cine y fuera de él, y traza un revelador panorama de su paisaje político-cultural.
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