Sólo mediante un ejercicio dudoso de análisis podemos pensar en la humanidad desnuda, despojada de todas las mediaciones técnicas que se han confundido con su piel. El punto cero del cuerpo humano, más que una verdad autoevidente, es un mito, gesto mitológico de la metafísica. La desnudez es un efecto óptico al que llegamos sólo tras ocultar las capas que la han construido. Lo técnico no es un añadido a lo humano, sino uno de los medios por el que nos abrimos a la alteración; nos ubica y dispone en lugares distintos para vincularnos con lo familiar, lo nunca visto y lo que no puede entenderse sin su mediación. Por ello es que podemos contar, atendiendo a las mediaciones artefacturales, las historias de los órganos, de la mente, de los lazos sociales, de las interacciones entre especies e incluso la comprensión del tiempo y del espacio. Así, un pensamiento riguroso demanda entender los modos de ser de estas mediaciones y las determinaciones que emergen gracias a su intervención. En este volumen pretendemos hacer lo propio en el campo de la estética, y para ello discutimos conceptos básicos de la ontología, distinciones tradicionales entre arte y artefacto y analizamos obras artísticas concretas.
págs. 25-48
págs. 49-74
págs. 75-98
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Donde todo es tiempo: estética de la inmanencia, límite vinculante y experiencia contemplativa a partir de Boris Groys y Byung-Chul Han
págs. 149-168
págs. 169-186
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