«Personalmente, pensaba que el encuentro no me aportaría gran cosa, pero no fue así. Cuando él apareció en la salita donde nos encontramos y, después de las presentaciones, nos miramos a los ojos, me di cuenta de lo mal que lo estaba pasando. Creo que estaba como avergonzado... Estuvimos hablando y preguntándonos durante casi tres horas. No quiero entrar en detalles, pero lo que más me impresionó durante la conversación fue lo que repetía una y otra vez; tenía la autoestima por los suelos, no veía nada bueno en él y decía: “Todo en mí es malo”, “No hay nada bueno en mí”. Le dije que eso no era cierto: “Si lo fuera, no estaríamos aquí ninguno de los dos”. Y añadí: “Creo que has sido muy valiente en reconocer todo el daño causado, has sabido comprender que todo lo que hiciste en el pasado fue un gravísimo error y has pedido perdón por ello; pero, lo más importante, has recuperado tu libertad y el derecho a ser un ciudadano”.
págs. 11-12
págs. 23-32
págs. 33-84
Emociones, justicia restaurativa y delitos de terrorismo: introducción a la experiencia emocional del encuentro restaurativo
págs. 85-120
págs. 121-152
págs. 153-184
págs. 185-234
págs. 235-258
págs. 259-280
págs. 281-284
págs. 285-313
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados