Mabel Dearmer, María José Álvarez Faedo (ed. lit.)
El Quijote de Mabel Dearmer, además de ser un visionario y un soñador, rebosa sensatez, hasta el punto de que la sa-biduría del «loco» guía los destinos de todos los personajes de la obra. Tras un prólogo hilarante, en el que el cura, el ama de llaves y la sobrina se deshacen de los libros de don Quijote sin que este se percate de ello, mientras sueña con su Dulcinea y nos regala entrañables intercambios verbales con Sancho rebosantes de comicidad, y a lo largo de renombradas aventuras como la de los molinos que confunde con gigantes monstruosos, la del rebaño que se le antoja ejército o la del encantador (una artimaña de la Duquesa para mofarse de él), don Quijote va recuperando paulatinamente la cordura. Esos ingredientes, unidos a un hermoso monólogo sobre la locura, al más puro estilo shakespeariano (en el que el hidalgo invoca a sus héroes de la caballería andante), y a los personajes de Cardenio, Luscinda, Dorotea, Fernando y la Duquesa, a los que la autora confiere un papel más de-cisivo que el que ostentan en la novela cervantina, hacen de Don Quijote. Una obra de teatro romántica una pieza teatral cautivadora y fascinante que sin duda enamorará a los amantes de la literatura y el teatro.
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