En la presente tesis, estructurada en seis publicaciones, se analiza el fenómeno fronterizo como condicionante de las fuerzas microevolutivas que determinan la estructura genética de las poblaciones humanas. Las barreras geográficas, las ambientales y las culturales, son un obstáculo al intercambio migratorio y genético, dado que contribuyen al aislamiento de las poblaciones de un territorio. La relevancia de las fronteras políticas artificiales, y su repercusión sobre las comunidades que disgregan, no ha sido contemplada extensamente en investigaciones biodemográficas previas. Por ello, se aborda el estudio de su impacto sobre poblaciones de diferentes ámbitos territoriales. Tras comprobar la conveniencia de utilizar apellidos portugueses en análisis de isonimia, se consideró en una primera aproximación la localidad de Olivenza (Badajoz), la cual experimentó un cambio de dominio de Portugal a España en 1801. Se estudiaron las repercusiones sobre la estructura poblacional derivadas de este acontecimiento, tanto en Olivenza como en las localidades vecinas que permanecieron bajo soberanía portuguesa. Se analizaron los patrones de constitución de pareja y la movilidad marital. Por último, mediante el cálculo de las frecuencias y diversidad de apellidos, e índices de isonimia como estimadores de la consanguinidad, se evaluaron las consecuencias biológicas que resultaron de este hecho histórico. La tendencia secular de los indicadores considerados, así como su análisis espacial en relación con otras variables demográficas, permitió estudiar el proceso de cambio de dominio con una visión temporal y territorial más amplia. Los modelos de distribución de apellidos fueron analizados como un reflejo de los patrones de dispersión de población portuguesa en las provincias limítrofes a la frontera hispanolusa. Se extendió también el análisis de apellidos a las islas Canarias, por su estrecha relación histórica y demográfica con Portugal. Entre los resultados más destacados para la localidad de Olivenza, se observaron emparejamientos preferenciales en linajes españoles y portugueses, durante un breve intervalo posterior al cambio de frontera. Al tiempo que se redujeron los matrimonios mixtos con portugueses, se incrementaron los que implicaban algún contrayente de origen español. Esta tendencia tuvo repercusiones sobre la evolución de las frecuencias de apellidos, con una disminución abrupta en la presencia de portugueses después de 1801. Por lo que se refiere a las localidades vecinas que permanecieron bajo soberanía portuguesa, la distancia geográfica condicionó las tasas migratorias y el grado de parentesco entre sus pobladores. El análisis de autocorrelación espacial, puso de manifiesto una migración constante de distancias cortas y medias en todo el territorio fronterizo. En las islas Canarias, la distribución de apellidos lusos, siguió un patrón no aleatorio, condicionado por factores económicos. La mayor diversidad de apellidos se localizó en las áreas donde la industria de la caña de azúcar era un foco de atracción de inmigrantes portugueses. La dispersión posterior de apellidos entre islas estuvo condicionada por las distancias geográficas entre ellas. Las fronteras políticas han sido barreras de relativa permeabilidad al cruzamiento entre individuos, aunque con efectos circunscritos a los factores históricos y culturales que las definen. Su antigüedad, la correspondencia o no de su trazado con alguna barrera geográfica, y las disposiciones administrativas que representan, no permiten establecer enunciados generales. A pesar de ello, su presencia contribuye a explicar las diferencias genéticas del continente Europeo, que han sido destacadas mediante otros procedimientos. Estas barreras culturales, deben contemplarse como un factor adicional en la diferenciación genética de las poblaciones humanas, contribuyendo a su grado de aislamiento al configurar los patrones de nupcialidad de las poblaciones que dividen.
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