Julio Ignacio De Barrio Mora
Dentro de la Acústica Arquitectónica, cuyo objeto es estudiar y conseguir un acondicionamiento y un aislamiento acústico al uso previsto de los recintos, existen muchas exigencias que deben de cumplirse para que la audición sea la correcta. Basten los ejemplos de las salas de concierto, teatros de ópera, salas de teatro y cine, etc. Entre estos recintos especializados existe un tipo muy concreto tanto por sus características históricas, como por las de tipo social y por consiguiente acústicas. Nos estamos refiriendo a las iglesias, sobre todo a las de tipo cristiano, que tanta importancia han tenido a lo largo de los siglos en el mantenimiento del acerbo cultural, siendo el único reducto en el que el saber se ha refugiado durante muchas épocas en la historia de la Humanidad, desde donde se irradiaba el protagonismo religioso, cultural y político. Desde el punto de vista acústico tenemos que considerar la importancia que ha tenido la palabra y su correcta inteligibilidad, para la transmisión del mensaje oral. Por otro lado, también ha tenido y tiene importancia la producción de música específicamente destinada a ser ejecutada en estos recintos. Tanto es así que los mejores compositores de todas las épocas han escrito música sacra, siendo un caso excepcional el de J.S. Bach, tanto por la cantidad y por la calidad de su obra, del que se dice que escribía las partituras pensando en la iglesia donde iban a ser escuchadas, ajustándose a las características acústicas de estos recintos. Su importancia musical es tan grande que en la literatura universal quedan recogidos numerosos testimonios de las sensaciones que producen los acordes en un recinto sagrado. Baste recordar el breve apunte que aparece en las “Rimas y Leyendas” de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), que continúa editándose con regularidad y, aún hoy en día, constituyen uno de los puntos de referencia obligados de la literatura moderna española. En “Maese Pérez el organista”, con magistral pluma nos describe los sentimientos que los feligreses sentían al escuchar su música, entre los muros eclesiales. “Las cien voces de sus tubos de metal resonaron en un acorde majestuoso y prolongado que se perdía poco a poco, como si una ráfaga de aire estuviese arrebatando sus últimos ecos”. Llegados a este punto conviene preguntarnos si estas características acústicas, necesarias en los templos para escuchar el mensaje hablado y la música específicamente adaptada a la liturgia, son fáciles de diseñar y conseguir. La respuesta es claramente negativa, ya que diferentes atributos, que con sus valores óptimos nos informan de la buena inteligibilidad de la palabra no son los adecuados para caracterizar la audición de la música. Podemos afirmar que en el pasado, en el diseño de las iglesias primaba por encima de todo la música que iba a ser producida en su interior, en detrimento del mensaje oral, en muchos casos producido en un idioma extraño para la mayoría de los feligreses y que no se ha traducido hasta fecha reciente. Esto nos lleva a constatar que hasta la aparición de los sistemas de refuerzo sonoro la inteligibilidad de la palabra era muy deficiente. A lo largo de la mitad del pasado siglo, con la imparable evolución de la electrónica y por consiguiente de la instrumentación de medidas acústicas, se han podido analizar numerosos recintos, sobre todo las grandes salas de audición musical y gracias al desarrollo de diferentes investigaciones, entre ellas las relacionadas con la psicoacústica, hemos podido comparar los resultados obtenidos experimentalmente con las teorías que planteaban la consecución de diseños acústicos de los recintos que respondieran adecuadamente a la función para la que fueron construidos. Si analizamos los diferentes estudios realizados, comprobamos que existe un vacío notable en el caso de las iglesias. Por propia experiencia se puede indicar que entre las causas principales de estos hechos, dos son las razones que dificultan sobre manera la realización de evaluaciones significativas de las condiciones acústicas de las iglesias. En primer lugar destacaremos la compleja geometría que suelen presentar las formas de estos recintos. La existencia de frecuentes bóvedas y cúpulas originan campos sonoros de una complejidad extraordinaria, que ni aún con las potentes herramientas de las que disponemos en la actualidad, entre las que destacaremos los programas informáticos de simulación, no pueden aplicarse en su totalidad a este tipo de recintos. La otra razón es de otra índole, totalmente distinta. Para la realización de medidas y levantamiento de datos, en estos lugares es imprescindible el permiso de la autoridad religiosa, algo que hemos comprobado no resulta nada fácil. No hemos podido aclarar las razones para este hermetismo. También se debe indicar en este punto el agradecimiento a las personas que han permitido la realización de los estudios experimentales en las cinco iglesias medidas in situ. Estas razones y dificultadas expresadas anteriormente han sido un acicate que nos ha conducido a plantearnos una investigación sobre las características acústicas de estos recintos. Las características acústicas en general están condicionadas por la forma arquitectónica de los recintos y por consiguiente, por el lugar y la fecha en que fueron construidos. Su geometría, materiales y disposición nos llevan a una determinada absorción y reverberación, así como una difusión sonora determinada, sin olvidarnos de las impresiones subjetivas de los oyentes. La evolución de la arquitectura de las iglesias se puede seguir en el Capítulo 6, donde se indica que con el devenir de los siglos se ha ido pasando de plantas centrales, circulares, octogonales, etc., a plantas en forma de cruz griega o latina, en todo caso por utilización de edificios antiguos o por acomodación a la liturgia existente en cada época. Se presenta una situación en la que la estética el simbolismo y los retos tecnológicos eran mucho más importantes que las condiciones acústicas de los lugares sagrados. Cabe señalar una excepción, el canto gregoriano, donde la música se adapta perfectamente al marco arquitectónico donde se produce. “Los ecos de las bóvedas, producidos en los intervalos del canto convierten todo el ámbito de la iglesia, como si de un coro, ¿por qué no de ángeles?, se hiciese oír más allá de los propios cantores”. La evolución de los estilos arquitectónicos, a partir del siglo V d.C., han merecido por nuestra parte una breve reseña, para encuadrar en su contexto los cambios en la forma de los edificios religiosos, que actuaron sobre la acústica exigida en cada momento. Por otra parte también se ha realizado un resumen sobre la música sacra que a lo largo de estos siglos ha ido evolucionando, relacionándola con los estilos arquitectónicos que la albergaban y por lo tanto con las condiciones acústicas que presentaban. En el estudio in situ de las diversas iglesias realizadas se han considerado como fundamentales el tiempo de reverberación (Trev), el espectro del ruido de fondo así como el nivel de presión sonora en diversos puntos de los recintos (N.P.S). También se hace una breve reseña de la inteligibilidad de la palabra, por el método de pérdida de articulación de consonantes (ALCONS), obteniéndose en todos los casos la distancia crítica (DC). Consideramos que estos parámetros caracterizan suficientemente el campo sonoro de estos lugares. Aunque la información acústica es la base de este estudio, con medidas no realizadas ni publicadas con anterioridad, todos los casos analizados se acompañan de una breve reseña histórica con la génesis de cada una de las iglesias, planos de planta y en muchos casos de sección, con localización de los puntos de medida, descripción de la geometría, dimensiones características, materiales que conforman el espacio interior, mobiliario, instalaciones y aforo previsto de feligreses, indicando el área de audiencia. Para la investigación no solo se han realizado las medidas in situ, sino que se han recopilado diversos artículos de revistas extranjeras, donde se han encontrado estudios acústicos sobre iglesias características de varias partes de Europa. Como ya se ha indicado nos ceñimos a edificios del rito cristiano, salvo una única excepción introducida, la Sinagoga del Tránsito en Toledo, por ser precursora de los estudios acústicos en España y por su utilización como iglesia cristiana en una parte de su existencia. Los lugares de culto analizados han sido: -. Iglesias Bizantinas en Salónica (Grecia). -. Sinagoga del Tránsito en Toledo (España). Iglesias Cistercienses (Francia). -. San Pedro de Roma. (Italia). -. San Pablo de Londres (Inglaterra). -. Santo Domingo de Silos (España). -. San Lorenzo del Escorial (España). -. Ermita de San Antonio de la Florida (España). -. Basílica del Valle de los Caídos (España). -. Iglesia del Santísimo Sacramento en Madrid (España). -. Iglesia de Santa Rita en Madrid (España). La investigación experimental ha sido muy amplia y compleja, por las especiales circunstancias comentadas con anterioridad y por la carencia de información existente en algunos casos. Todas las figuras, gráficas y planos han sido elaboradas de nuevo, con los datos recogidos en la labor de campo. A lo largo de 18 capítulos, organizados en cuatro partes, se ha ido desgranando todo el estudio realizado, que en las iglesias medidas in situ aparecen por primera vez. Las cuatro partes en las que se organiza están bien definidas. La primera, una breve introducción a la acústica arquitectónica, que abarca los capítulos del 1 al 5. La segunda un repaso a la Historia de la Arquitectura y a la Música Sacra, capítulos 6 y 7. La tercera, recopilación de estudios acústicos realizados con anterioridad sobre edificios de éstas característica y que corresponde a los capítulos del 8 al 13. La cuarta y última parte, que corresponde a los capítulos 14 al 18, análisis de iglesias cristianas medidas in situ, no analizadas con anterioridad. En las Conclusiones se propone una ecuación de predicción del tiempo de reverberación y de la absorción acústica para iglesias, divididas en recintos de hasta 3.000 m3 y de hasta 150.000 m3.
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