El objetivo principal del estudio fue describir la evolución del proceso de duelo y la sintomatología depresiva a lo largo de un año después de haber sufrido una pérdida perinatal y estudiar qué factores se asocian a unos peores/mejores resultados a largo plazo. Se contactó con 125 mujeres que habían sufrido una pérdida perinatal y fueron atendidas en el Hospital de la Vall d’Hebron. Se establecieron dos grupos según el tipo de pérdida: interrupción médica del embarazo (IME) y muerte prenatal/postnatal. Se realizaron tres evaluaciones tras la pérdida: al mes, a los 6 meses y al año. Setenta mujeres participaron en el primer seguimiento, 46 en el segundo y 41 en el tercero. Se utilizaron tres instrumentos: la versión reducida de la Perinatal Grief Scale (PGS), que evalúa aspectos específicos del duelo perinatal; el Beck Depression Inventory (BDI) que valora sintomatología depresiva; y la Dyadic Adjustment Scale (DAS) que mide aspectos relativos a la satisfacción marital. Los principales resultados del estudio fueron la presencia de sintomatología propia del duelo (PGS) y depresiva (BDI), sobre todo en el primer tiempo tras la pérdida y la disminución progresiva de las puntuaciones en la escala de duelo a lo largo de los seguimientos. Se observó una asociación positiva entre las puntuaciones de las subescalas Dificultades de afrontamiento al mes y Desesperanza del primer tiempo y las puntuaciones totales de duelo a más largo plazo. No se observó una relación estadísticamente significativa entre los factores socioeconómicos, los antecedentes mentales previos, la satisfacción marital y las variables asistenciales respecto a las puntuaciones de la PGS y el BDI. Tampoco se encontró relación entre la historia obstétrica ni respecto a las semanas de gestación en que se produjo la pérdida y las respuestas estudiadas, a excepción de las semanas de gestación y las puntuaciones del BDI al mes. La asociación entre quedarse embarazada durante el estudio y la evolución en cuanto al duelo y la depresión no fue estadísticamente significativa, aunque el grupo de mujeres embarazadas mostró puntuaciones ligeramente más altas. Respecto al tipo de pérdida, no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos considerados y las puntuaciones de las escalas de duelo y depresión, aunque el grupo de muertes pre/postnatales tenía una media de puntuaciones mayor en la PGS al mes y a los 6 meses, mientras que al año las puntuaciones diferían poco e incluso eran ligeramente más altas para el grupo de mujeres que habían hecho una interrupción. En este mismo grupo, el pronóstico de la malformación tampoco se asoció significativamente con la evolución del duelo y la sintomatología depresiva. La variable ver al hijo resultó ser un aspecto controvertido, pues en el grupo de mujeres que sufrieron una IME la media de puntuaciones en las escalas de duelo y depresión al año era mayor para las que habían decidido verlo. Algunos resultados del estudio apoyan los resultados obtenidos en otras investigaciones, tales como que el duelo perinatal sigue el mismo curso que otros duelos; no se observan diferencias significativas en función del tipo de pérdida; la mayoría de mujeres están satisfechas con la asistencia médica recibida y que un pobre ajuste marital está relacionado con puntuaciones más altas de duelo y sintomatología depresiva. Aspectos como ver al hijo, son susceptibles de ser estudiados en un futuro debido al impacto que provocan en la mujer y a los hallazgos encontrados. A modo de conclusión general se ha de destacar que el duelo perinatal es un constructo complejo, con múltiples variables implicadas, que comporta malestar significativo.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados