El estado general del mundo del trabajo configura un proceso de brasilenización de las relaciones laborales (paro, precariedad) como consecuencia del capitalismo tecnológico, global y financiero. La crisis exige un replanteamiento desde la teología moral. A partir de un examen de las fuentes de la teología del trabajo (Sagrada Escritura y Tradición) se concluye que la institución del Sábado re-significado a la luz del Misterio Pascual de Cristo constituye el núcleo de la aportación teológica al sentido del trabajo. La liturgia, como memorial de la liberación, vincula la dimensión espiritual, teológica y ética. Cristo es la Verdad que liberta y que convoca a asumir la libertad como tarea ética. La articulación entre la libertad y el trabajo desemboca en la opción por la solidaridad. No se puede concebir una ética del trabajo desvinculada de la libertad. La solidaridad es un concepto estrechamente vinculado al mundo del trabajo. El Programa de Trabajo Decente de la OIT, los sindicatos y la economia solidaria son modelos concrección de la solidaridad que genera una nueva cultura del trabajo.
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