Tradicionalmente al "Crátilo" de Platón se le ha tenido como una mera bagatela dialéctica, sin embargo, puede descubrirse cierto atisbo de seriedad cuando el Sócrates platónico se refiere o alude en él a los asuntos de carácter 'teológico' o divino. Esto, unido a la posibilidad de haber nominadores y dialécticos bárbaros (que queda abierta en el diálogo con Hermógenes) sirve a un original tratamiento de la alteridad en el mundo griego de las 'póleis' arcaica y clásica. Se toman como tres grandes hitos, los siguientes: las cuestiones de índole onomástica, la creencia en una antigua lengua ('prôta glôtta') y, por último, los orígenes de la moralidad griega. Como criterio de referencia de la identidad helénica se toma, asimismo, el Corpus de Aristóteles.
Bajo el estricto criterio del 'lógos' se alcanza la certidumbre de que la matriz del 'êthos' lo constituye la 'teología', de suerte que aquello que de alguna manera atenta contra esta misma matriz se imagina como excéntrico en términos de la vida cívica o política, ya se trate de la labor auspiciada por los críticos o reformadores (los pitagóricos y Sócrates), del estatus apolítico o antipolítico que toman o adquieren los vivientes incívicos (tales como los: 'apaideutos', 'mounarchós', 'asebés', 'theriotés', el niño, la mujer y el bárbaro) o de la indagación filobarbárica que establece Heródoto, para quien aquellas cuestiones onomásticas y morales de la 'pólis' fueron fundadas fuera de Grecia en tierras egipcias (sic. "Historia" II).
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados