La anorexia nerviosa es un trastorno grave que afecta al 0.3% de las mujeres en el periodo de vida comprendido entre la adolescencia y la edad adulta. El comienzo de la enfermedad se asocia muy a menudo a acontecimientos estresantes inespecíficos, sin embargo, actualmente, se desconoce la causa y no existe ningún tratamiento farmacológico ni psicológico que hayan demostrado ser eficaces para la anorexia nerviosa. La búsqueda de factores de riesgo es una línea de investigación prometedora en el estudio de este trastorno, ya que permitiría explicar por qué sólo determinadas personas desarrollan este trastorno mientras que la mayoría son relativamente inmunes.
Uno de los factores de riesgo más estudiados es la calidad del vínculo de apego en la infancia y sus consecuencias a largo plazo. Sin embargo, los estudios realizados hasta la fecha que analizan la anorexia nerviosa desde la perspectiva del apego en humanos han arrojado resultados confusos y contradictorios. Esta falta de claridad nos motivó a abordar el estudio de esa relación en el laboratorio animal. Esta decisión se vio favorecida por la existencia de modelos animales sólidos tanto para el estudio de las experiencias tempranas en ratas, como para el estudio de la anorexia nerviosa.
Por una parte, se conoce que las manipulaciones experimentales tempranas de las interacciones madre-cría tienen efectos que perduran a lo largo del ciclo vital del animal. Periodos de separación materna breves, en los cuales las crías de rata son separadas de sus madres durante 15 minutos diarios durante los primeros 21 días de vida -handling- tienen efectos beneficiosos sobre la capacidad de los animales para afrontar situaciones estresantes en comparación con periodos de separación materna prolongados o la ausencia de handling.
Por otra parte, existe un procedimiento que se conoce con la denominación de Anorexia Basada en la Actividad (ABA) y que ha sido propuesto como análogo de la anorexia nervios
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