En la actualidad, en los estudios que se ocupan del cine documental que se realiza en España, no existe un trabajo de análisis dedicado en exclusividad a aquellas obras producidas desde el final de la transición política –aproximadamente 1982– hasta los inicios del siglo XXI. A pesar de que las investigaciones consagradas al cine de no ficción han crecido en los últimos años, estas han tomado caminos que obviaban tener que acercarse a este periodo de forma conjunta.
Este aparente vacío está justificado por una cifra demoledora: entre 1985 y 1999 se realizaron en España, según los datos que proporciona el Ministerio de Cultura, 15 largometrajes documentales que se calificaron para estrenarse en salas. La pobreza de los números contrasta con la calidad y el impacto que el cine de no ficción tuvo durante este periodo. Se produjeron una serie de obras que por su forma, su contenido y su repercusión plantaron la semilla que estallaría en el reciente documental español. Víctor Erice, José Luis Guerin, Joaquín Jordá, Javier Rioyo, José Luís López Linares, Ricardo Franco o Carlos Saura apostaron por esta vía minoritaria del cine y lo hicieron con propuestas que cambiaron lo que significaba la no ficción hasta ese momento en España.
El objetivo de este trabajo ha sido realizar un recorrido por el cine documental de largometraje que se produjo en España entre 1989 y 1999, así como plantear el estudio crítico de la historiografía que ha hablado de las películas y los autores que partiparon en aquellos años.
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