[ES]El surgimiento del presente trabajo académico fue la observación de una serie de hechos. El primero fue la constatación de la polaridad en la disposición y práctica del comportamiento humano hacia una inclinación prosocial o no, observando una tendencia generalizada hacia las conductas competitivas, e incluso antisociales. Existen igualmente ámbitos de la interacción social en que surgen espontáneamente conductas cooperativas entre las personas, o entre éstas y grupos o estructuras sociales. Tal actitud y motivación no se ciñe exclusivamente a las relaciones familiares o de vinculación fuerte, aunque estas son un foco principal de la motivación progrupal para la mayoría de los individuos. Otros ámbitos de la interacción social se caracterizan por la indiferencia desidentificada, la falta de estímulos para una cooperación comprometida, e incluso una abierta hostilidad relacional. La acción colectiva en procesos sociales y la acción grupal dentro de las organizaciones se ven perjudicadas por la ausencia de cooperación, o una cooperación insuficiente. El resultado de este patrón motivacional y de comportamiento no cooperativo suele ser la ineficiencia, tanto desde el punto de vista individual como colectivo. Así una influyente tradición doctrinal ha generalizado premisas conductuales de la naturaleza humana en Ciencias Sociales con un enfoque en que se describe la naturaleza humana como egoísta y socialmente autodestructiva. ¿Obedece esta descripción a la generalidad del comportamiento humano en la generalidad de las relaciones intraespecíficas, o sólo a algunas de las capacidades conductuales del etograma?
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