Los sefardíes, judíos expulsados definitivamente de la península Ibérica a finales del siglo XV y principios del XVI, conservaron en las tierras que los acogieron no sólo la lengua castellana, sino también una cultura muy particular en la cual no es difícil reconocer ecos de la antigua convivencia medieval con cristianos y musulmanes en las tierras ibéricas. De entre los lugares en los que los sefardíes se instalaron tras su expulsión, el Imperio Otomano proporcionó, por su propio modo de organización sociopolítica, características especiales que permitieron que la cultura sefardí existiera y se transmitiera de generación en generación sin grandes cambios al menos hasta mediados del siglo XX, momento en el cual las guerras, la desmembración del Imperio Otomano y la modernización trajeron con ellos nuevas cosmologías y nuevos modos de organización de la realidad.
La cosmología que regía la vida de los sefardíes antes de esos cambios estaba obviamente basada en el judaísmo escrito, pero dejaba espacio para muchos otros elementos. Este trabajo intenta poner de manifiesto dicha cosmología en toda su complejidad, y desentrañar las lógicas simbólicas que guiaban la relación de los sefardíes con las almas de los muertos, con las fuerzas causantes de la enfermedad, y con la fuerza generadora de vida.
El análisis del simbolismo de la vida, de la enfermedad y de la muerte en la cultura sefardí nos llevará a plantear algunas cuestiones que trascienden el marco de una sola cultura y que abrazan, al menos, toda el área cultural indoeuropea y semítica. La cuestión de la pureza y la impureza, estudiada por Mary Douglas, parece tomar más claridad cuando se entiende a partir de la preocupación por mantener intactas las fronteras físicas que separan el cuerpo humano del medio circundante, y presenta así una interesante relación no sólo con la sensación de peligro, sino también con la de repugnancia. Tanto la relación de los sefardíes con las almas de los muertos, como sus diferentes representaciones de las causas de la enfermedad, parecen basarse en esta cuestión de los límites del cuerpo. Por otro lado, las principales lógicas de la causación de la enfermedad en la cultura sefardí, el espanto y el mal de ojo, así como los rituales terapéuticos asociados a ellas, encuentran desconcertantes similaridades en culturas de toda el área indoeuropea y semítica.
El fundamental papel de las representaciones del cuerpo humano en la articulación de la cosmología sefardí nos conducirá, por último, a un necesario replanteamiento de la noción, tan clásica en antropología, de religión.
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