RESUMEN (CASTELLANO) El tiempo juega un papel clave en Arqueología. Necesitamos comprender la dimensión temporal de la materialidad del pasado para poder interpretarla. De nuestra capacidad para comprenderla dependerá en buena medida nuestra capacidad para formular interrogantes y proponer respuestas sobre el pasado. El estudio del fenómeno megalítico, como parte de la materialidad del pasado, necesita abordar su dimensión temporal, tanto más si cabe por la propia relevancia que jugó el tiempo en estos monumentos, concebidos para albergar y construir pasado, así como para perpetuarse en el futuro.
El Sureste de la península ibérica fue una zona con una intensa actividad megalítica, llegándose a documentar en torno a un millar de monumentos. La riqueza del megalitismo del Sureste llamó la atención desde antiguo y más de 600 sepulturas fueron objeto de excavación entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. A pesar de su número, conocimiento y relevancia para el estudio de las sociedades de la Prehistoria Reciente del Sureste, la aproximación a su dimensión temporal se ha basado en criterios tipológicos y en muy pocas dataciones absolutas (10 dataciones radiocarbónicas en 2012).
En este contexto, la tesis doctoral que se presenta surgió con la intención de paliar parte de estas dificultades y con el objetivo de explorar los siguientes interrogantes: ¿cuándo comenzaron las sociedades del Sureste peninsular a monumentalizar el paisaje a partir de la construcción de sepulturas megalíticas?, ¿cuándo se originaron y fueron utilizados los distintos tipos de megalitos?, ¿cuál es la temporalidad de sepulturas concretas?, ¿durante cuánto tiempo fueron utilizadas?, ¿experimentaron usos continuados o interrumpidos por momentos de abandono?, ¿cómo se comportan las diferentes sepulturas que integran una misma necrópolis?, ¿fueron utilizadas en momentos posteriores a los tradicionalmente considerados de construcción y uso?, ¿cuál fue el carácter e intensidad de estas utilizaciones? Para poder responder a estas cuestiones se requería de una metodología que asumiera, por un lado, las particularidades del método de datación (C14) y, por otro, de los contextos objeto de estudio, los monumentos megalíticos. Estos constituyen auténticos palimpsestos resultado de su utilización reiterada a lo largo, en ocasiones, de prolongados periodos de tiempo y donde los restos humanos suelen aparecer desarticulados. De este modo, la metodología planteada se ha basado en los siguientes criterios: a) la datación de restos antropológicos, que son los materiales más representativos de las prácticas rituales, al tiempo que constituyen muestras de vida corta; b) la datación del número mínimo de individuos, que permitiera analizar la temporalidad de sepulturas concretas y evitar la datación doble de un mismo individuo; c) la realización de análisis de isótopos estables para reconstruir la paleodieta de los individuos datados y corregir, si procediera, el efecto reservorio.
Para el desarrollo del programa de dataciones se seleccionaron tres yacimientos que incluían diferentes tipos de tumbas representativas de la diversidad de formas megalíticas del Sureste: El Barranquete (Níjar, Almería), una necrópolis de sepulturas de falsa cúpula (tholoi); Panoría (Darro, Granada), constituida por tumbas ortostáticas precedidas de corredores cortos, y, finalmente, las necrópolis de Las Churuletas, Llano del Jautón y Loma de la Atalaya (Purchena, Almería), integradas principalmente por cámaras de planta circular sin corredor (rundgräber).
Como resultado del trabajo se ha obtenido un total de 88 fechas radiocarbónicas, que han sido interpretadas a partir del empleo de diferentes aproximaciones estadísticas, especialmente el análisis Bayesiano. El examen de toda la serie radiométrica ha permitido situar el inicio del fenómeno megalítico en el Sureste peninsular en torno al 3810-3635 cal BC (89.7% de probabilidad). Una estimación prácticamente idéntica a la obtenida del análisis de las dataciones disponibles para estas prácticas funerarias en todo el sur peninsular (3850-3690 cal BC; 95% de probabilidad). Es probable que el fenómeno megalítico se iniciase en las distintas zonas del sur peninsular en fechas muy similares. Asimismo, todos los tipos de sepulturas megalíticas, excepto los tholoi, serían construidos y utilizados desde principios del IV Milenio a.C. En el Sureste no parece existir ninguna diferencia temporal entre la aparición de las sepulturas de cámara circular y corredor y los rundgräber, lo que contradice las periodizaciones tradicionales. En el III Milenio a.C., la aparición de las sepulturas de falsa cúpula vendría acompañada de una intensificación de las prácticas funerarias megalítica. Esta intensificación se observa en todos los tipos de tumbas e implicaría tanto la construcción como el uso de nuevas y antiguas tumbas.
La metodología aplicada ha permitido, por otro lado, explorar la temporalidad de sepulturas concretas. Sorprende especialmente su amplia diversidad, que muestra a su vez la propia complejidad del fenómeno estudiado, así como las limitaciones de las tradicionales estrategias de aproximación a su dimensión temporal. Junto a sepulturas que demuestran breves e intensos periodos de uso encontramos otras que fueron objeto de deposiciones funerarias durante dilatados periodos de tiempo. Asimismo, mientras algunas sepulturas manifiestan un uso continuado, otras sufrieron periodos de abandono previamente a la realización de nuevas deposiciones funerarias. La datación de varias sepulturas de una misma necrópolis ha permitido además apuntar el posible carácter acumulativo de estos espacios, resultado probablemente de distintos episodios constructivos que no responderían a una planificación preconcebida.
Un último aspecto que la serie radiométrica ha permitido visibilizar es el de la sorprendente intensidad con la que algunas de las sepulturas analizadas fueron objeto de deposiciones funerarias durante la Edad del Bronce, mostrando incluso una continuidad sin aparentes rupturas con respecto a las utilizaciones de época calcolítica. Asimismo, buena parte de estas prácticas hubieran pasado desapercibidas si tenemos en cuenta que en muchos casos la cultura material no alertaba de su presencia, especialmente en lo concerniente al Bronce Tardío y Final.
La utilización de esta metodología ha permitido, pues, visibilizar unas prácticas rituales que habrían permanecido de otro modo ocultas.
En definitiva, la importancia de los resultados de esta tesis doctoral no son sólo de carácter cronológico, sino también metodológico. Efectivamente, la estrategia seguida por el programa de dataciones, que parte de la comprensión de la complejidad que caracteriza estos contextos, demuestra un gran potencial para explorar la dimensión temporal del fenómeno megalítico y cambiar muchas de premisas tradicionalmente asumidas.
RESUMEN (INGLÉS) / ABSTRACT Time is fundamental in Archaeology. We need to understand the temporal dimension of the past materiality to be able to interpret it. Our ability to understand it will determine our ability to formulate questions and suggest answers about the past. The study of the megalithic phenomenon, as part of the materiality of the past, need to approach its temporal dimension. This is specifically relevant in places where time played an important role, as they were conceived to build past and future.
South-eastern Iberia was a region with an intense megalithic activity, where around a thousand monuments have been documented. The significance of the megalithic phenomenon attracted attention since the first years of Archaeology and more than 600 tombs were excavated between the end of the 19st century and the beginning of the 20st century. Despite the number, knowledge and relevance of the megalithism to the study of the late prehistory societies of South-eastern Iberia, the approach to its temporal dimension has been based in typological criteria and in very few absolute dates (just 10 radiocarbon dates until 2012).
This work emerged in an attempt to improve this situation and to explore the following issues: when did the megalithic phenomenon in South-eastern Iberia start? When did the different types of megalithic tombs appear and when were they used? Which was the temporality of single megalithic graves? How long was the use of these tombs? What was the temporal relationship between the tombs that conform a necropolis? Did the tombs experience activity in periods different to those considered to be of construction and use? What was the intensity of this activity? To look at these issues we needed to apply a methodology that assumed, on the one hand, the specificities of the dating method (14C) and, on the other hand, the specificities of the context under study. Megalithic monuments constitute palimpsests resulting from their continued use during, sometimes, long periods of time and where human bones frequently are disarticulated. For these reasons, the planned methodology has follow these criteria: a) we focused primarily on anthropological remains since they are short-lived samples and the most representative finds of the different ritual practices and depositional events that took place in each tomb; b) we decided to date the minimum number of individuals identified by the anthropological studies as the best way of ensuring that no individual was dated twice and to explore the timescale and funerary span of specific sepulchres; c) we undertook isotope analysis to reconstruct the diet of dated individuals, with the aim to examine the possible reservoir effect on the radiocarbon dates.
To develop the dating programme, we have focused our attention on several necropolises characteristic of the different types of megalithic tombs known in the study area. This is the case of El Barranquete (Níjar, Almería), a necropolis formed by tombs with chambers covered by false vaults (tholoi); the necropolis of Panoría (Darro, Granada), shaped by orthostatic tombs with short passages recently excavated by our Research Group, and finally, the necropolises of Las Churuletas, La Atalaya and El Llano de El Jautón (Purchena, Almería), which are mainly characterised by circular chambers without passages known as rundgräber.
As a result, 88 radiocarbon dates have been obtained and analysed with different statistical approaches, mainly the Bayesian framework. The examination of the completed radiocarbon series has led to place the appearance of megalithic phenomenon in South-eastern Iberia around 3810-3635 cal BC (89.7% of probability). This estimation is very similar to that obtained for the series of dates available in the whole southern Iberia (3850-3690 cal BC; 95% of probability).It seems that the megalithic phenomenon could have started in the different regions of south Iberia in quite close moments. Likewise, all types of megalithic sepulchres, except tholoi, were being built and used since the beginning of the IV Millennium BC. In the South-eastern, there is no chronological difference between the appearance of tombs with circular chamber and corridor and rundgräber, in contrast to the traditional established periodization. In the III Millennium, the appearance of the tholoi would be accompanied by a considerable intensification of the megalithic funerary activity. This intensification is displayed by all types of tombs and would imply the construction of new tombs and the use of new and already ancient tombs.
Thanks to the applied methodology has been possible to explore the temporality of single megalithic graves. It surprises their strong diversity that reveals the complexity of the studied phenomenon and the limitations of the traditional methods to approach its temporal dimension. Along with the tombs that demonstrate short and intense spans of use, others show long periods of funerary activity. Moreover, while some graves experienced a continued activity, others had some centuries breaks before they were be reused. Analysing the temporality of several tombs coming from a same necropolis, it has been possible to determine the accumulative character of these places. They were probably the result of different events of construction and use and their final configuration seems not to have been previously planned.
Another relevant concern that the radiocarbon series has revealed is the extraordinary intensity with which some of the analysed megalithic sepulchres were used during the Bronze Age. These practices were especially intense at the start of the Argaric period, not showing any interruption regarding the chalcolithic use of the graves. Regardless, what is important is that many of these ritual practices would have remained hidden since no related grave goods informed us about their existence, particularly in what concerns to the LateBronze Age.
In conclusion, the significance of the results of this work are not only chronological, but also methodological. In effect, the strategy planned for the radiocarbon dating programme, that assumed the complexity of the studied contexts, has emerged as a powerful tool that contributes to changing many of our current approaches to the megalithic phenomenon.
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