El trabajo de investigación se centra en los flujos de trabajo que se dan lugar en la creación de una película, que son analizados desde la perspectiva de la producción de efectos visuales y las técnicas de composición digital como parte fundamental de la fase de postproducción. El marcado componente tecnológico de este trabajo viene determinado por la propia naturaleza de la composición digital, cuya importancia es analizada en la medida en que condicione la gestión de los recursos que compete al equipo de producción.
El estudio constata una tendencia al aumento en la producción de efectos visuales y un aumento en la importancia de la fase de postproducción. Asimismo, incide en cómo la cinematografía española no está siendo capaz de normalizar la presencia de una figura de coordinación de los flujos de trabajo que se derivan de la producción de efectos visuales y que personifique la gestión de los nuevos esquemas productivos. En la actualidad, esta debilidad estructural está dando lugar a situaciones en las que el núcleo de producción del film no tiene un control efectivo sobre las fases posteriores al rodaje, que comprometen cada vez más recursos. Esta limitación se ve agravada por la ausencia de estándares digitales a nivel internacional, que complican la accesibilidad de la información y la comunicación entre las distintas partes.
Sólo desde la creación de paradigmas de producción ágiles e innovadores, que permitan gestionar correctamente la aplicación de herramientas digitales, los efectos visuales podrán convertirse en un factor dinamizador del cine español como industria cultural.
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