Con carácter general, las agresiones a los profesionales sanitarios constituye, no sólo en nuestro País, un fenómeno infradenunciado y muy escasamente notificado. Todo apunta a que la información que generan estos episodios no suele salir del ámbito más cercano y personal de sus protagonistas. Es por eso que, aunque se lleva estudiando el fenómeno desde hace unos pocos años y existe ya una extensa producción investigadora al respecto, ésta es muy heterogénea y limitada y ni siquiera existe un consenso sobre qué es violencia, por lo que son precisos más estudios que permitan ir disminuyendo este desconocimiento.
Hay diferentes causas que pueden explicar la falta de información, que van, desde una aceptación de la violencia como parte de la tarea, hasta sutiles condicionantes psicológicos en forma de temor a las represalias por parte del profesional, e incluso pereza justificada por considerar como de escasa trascendencia la mera notificación.
Con el fin de contribuir al conocimiento del fenómeno se diseñó un estudio descriptivo observacional, aprobado por el Comité de Ética para la Investigación Clínica del Hospital, siendo la población objeto de estudio el conjunto de profesionales sanitarios del Hospital Universitario La Paz materializándose su participación contestando a un cuestionario anónimo autoadministrado.
El trabajo se realizó en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. El volumen de actividad asistencial que cada año se lleva a cabo en este gran Centro Hospitalario da una idea de las dimensiones y de la complejidad de éste. Siendo, por ejemplo, la Maternidad del Hospital Universitario La Paz el Hospital de Europa con mayor número de partos atendidos desde su apertura en 1965.
Se encontró que existe un gran interés por parte de los profesionales afectados en todo lo relativo a las agresiones manifestado por su alta participación.
En su mayoría las agresiones son realizadas por hombres, tanto en el caso de que la agresión la efectúen los propios pacientes como cuando la agresión la protagoniza el acompañante.
Los profesionales que más agresiones declaran haber padecido son los DUE, seguido de los Facultativos, las Auxiliares, las Matronas y luego los Fisioterapeutas y los Técnicos Especialistas.
Son los insultos, el tipo de agresión más frecuente, le sigue las amenazas, las coacciones, las agresiones físicas y los daños a las cosas.
La mayor parte de las agresiones no producen consecuencias y cuando estas se producen se trata de consecuencias psicológicas y en mucha menor medida graves.
Las causas de las agresiones identificadas como sus desencadenantes inmediatos tienen que ver principalmente con la disconformidad de la asistencia, tiempo de espera excesivo, peticiones insatisfechas y conseguir alguna ventaja por parte de los agresores.
Son casi unánimes las sugerencias de la inmensa mayoría de los profesionales encuestados que declaran la importancia para evitar y manejar los episodios de violencia, de la colocación de carteles disuasorios indicativos de la advertencia de interposición de acciones judiciales o administrativas contra los posibles agresores, así como de implantación de cursos formativos dirigidos a los profesionales sanitarios sobre técnicas de manejo de las situaciones conflictivas y sobre derechos y deberes de los afectados, pacientes y usuarios.
Gran parte de los profesionales agredidos manifiestan temor de padecer otra agresión y declararon que fueron ayudados por los compañeros y que comunicaron a sus superiores la agresión pero sin llegar a formalizarse dichas comunicaciones con arreglo a los procedimientos establecidos (Orden Consejero Sanidad y Consumo Madrid, de 4 de marzo de 2004, denuncia, notificación colegial).
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