Desde hace cuatro décadas se habla de la crisis de los sistemas públicos de bienestar y de la necesidad de reformarlos, un largo período en que el discurso deslegitimador de su acción se topa en la práctica con estrategias políticas que, con cierta palindromía, se debaten entre la sostenibilidad y la irrenunciabilidad de aquellos. Ciertamente, el welfarismo, como concreción de opciones políticas inspiradas en los ideales de igualdad y solidaridad para la cobertura de riegos de bienestar se encuentra en una encrucijada, especialmente Europa, donde la protección social institucional ha alcanzado sus cuotas más elevadas como expresión del moderno Estado liberal de derecho. Aquí, las reglas de la sociedad industrial y las fórmulas neocorporatistas supletorias se han visto desbordadas por las demandas de una ciudadanía neoposindustrial compleja que las vuelve obsolescentes.
Utilizando como palanca el gasto social, esta tesis doctoral tiene por objeto justamente contribuir a la reflexión que necesariamente se sigue de la encrucijada welfarista en el marco de esa nueva ciudadanía social a fin de contribuir a su mejor comprensión como fenómeno dinámico e inacabado. Es así como, desde una multidisciplinariedad integradora de las perspectivas sociológica, económica, jurídica y politológica, tratamos, a partir de una disección teórica previa de esta experiencia singular, de visualizar sus mutaciones y anticipar sus posibles puntos de fuga. El análisis de los presupuestos sociales nos lleva a concluir que la revisión de los sistemas públicos de protección social en el occidente europeo tiene una importante componente ideológica que se ve reflejada en una moderación de la expansión del gasto que no permite, sin embargo, hablar del desmantelamiento del Estado del Bienestar, idea que, por otra parte, parece no tener cabida en las agendas de los actores políticos. Intuimos, en consecuencia, que los cambios más profundos, al tiempo que sutiles, tienen que ver con la desregulación de elementos de tipo cualitativo que acaban por rebajar el estatus de ciudadanía.
En el plano más concreto, hemos querido tratar de poner en valor la idea de modelo social europeo como un concepto armado teóricamente sobre mínimos denominadores comunes de regímenes sociales diferentes pero que comparten idiosincrasia, además de retos y amenazas que, lejos de distanciarlos, en la práctica los aproximan como demuestra el hecho de que los beneficios sociales de sus ciudadanos tienden a aproximarse cuantitativamente hablando.
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