Esta tesis investiga cómo el uso de la tecnología afecta a la práctica del trabajo social desde un marco de innovación social. Para ello se ha dividido el trabajo en dos partes: una parte teorética y un trabajo de campo a partir del análisis estadístico de una encuesta, específicamente diseñada para este propósito.
En la primera parte se establece el contexto teórico donde se inscribe esta tesis. Se sostiene que para entender qué es la innovación en Trabajo Social hay que delimitar brevemente una historia del concepto de innovación, establecer los diversos significados que ésta tiene para poder concluir en la innovación social. Por otro lado se incide especialmente en dos grandes temas que se desarrollan en relación al Trabajo Social. Se asume que la innovación, en este contexto, es básicamente el impacto tecnológico que se produce en la práctica profesional y se abordan cuestiones éticas y deontológicas.
Se propone la síntesis de diversos modelos que se han empleado en diversas áreas de conocimiento para la investigación sobre la aceptación y uso individual de las tecnologías. Se hace así un análisis de los principales modelos de investigación como los de Fishbein y Aizen, Rogers, Davis y otros. Se ha apostado por el modelo de aceptación y uso de las tecnologías UTAUT de Venkatesh.
La parte teórica se concluye con el peso y papel de la tecnología en la educación y formación de los trabajadores sociales.
La muestra ha estado compuesta por 342 participantes, alumnos que cursan el Curso de Adaptación ofertado por la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid. La intención fue encontrar sujetos que se encontraran en situación de trabajadores activos y que al tiempo se enfrentaran a cuestiones como la formación.
La parte empírica pretende realizar una radiografía del conocimiento y uso de la tecnología, las posibilidades de uso profesional de la misma para el ejercicio del trabajo social, la aplicación de un modelo concreto de aceptación y uso a una tecnología asentada como el correo electrónico, así como incidir en las cuestiones éticas derivadas del uso de la tecnología por parte de los trabajadores sociales.
Las conclusiones que arroja el trabajo de campo básicamente indican que los trabajadores sociales integran la tecnología con cierta facilidad, presentando un alto nivel de apertura y predisposición. La tecnología está integrada en su vida personal y laboral. El tipo de trabajo, bien sea en tareas de gestión o atención directa, condiciona más que la edad y el sexo en cuanto al uso de la tecnología, lo que viene a romper las clásicas brechas digitales para plantear otros ejes para futuros análisis. Se percibe un potencial considerable para integrar la tecnología en el ejercicio profesional, pasando de los aspectos más administrativos y de gestión, a las posibilidades de coordinación y comunicación entre trabajadores sociales y un futuro mayor uso de la tecnología en la atención directa con los usuarios.
Las conclusiones generales que se han extraído del trabajo son las siguientes: resulta más conveniente un análisis pragmático de la tecnología que se sitúe entre la tecnofobia y la tecnofilia. Es cierto también que existe la convicción de que la profesión sufre cambios muy significativos con la introducción de la tecnología. Más allá de análisis individuales sobre aceptación y uso de la tecnología, habrá que incidir en marcos de referencia culturales y relativos a las organizaciones e instituciones en donde ejercen los profesionales. Hay que apostar porque en el diseño y puesta en marcha de acciones profesionales mediadas por la tecnología se incluya también a los trabajadores sociales. Será de especial importancia la inclusión de las cuestiones éticas derivadas de la mediación de la tecnología en la práctica profesional de los trabajadores sociales. Finalmente se incide en la necesidad de incorporar estudios específicos de tecnología en la formación de los trabajadores sociales.
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