El fracaso escolar está constantemente en el centro del debate educativo en España. Pero, ¿de dónde viene? ¿Cómo se ha constituido históricamente en una realidad evidente y en un problema social objeto de saberes especializados y ordinarios, de dispositivos de intervención y políticas estatales? ¿Cómo se relaciona esa problematización del ¿fracaso escolar¿ con las prácticas cotidianas en las escuelas? ¿Cómo dan sentido al problema y lo gestionan, en sus prácticas cotidianas, los diferentes actores en los centros escolares? Éstas son algunas de las preguntas a las que esta tesis busca dar respuesta.
Este trabajo analiza cómo se convirtió el ¿fracaso escolar¿ en problema social y público en España, dando lugar a diversas políticas y programas, y cómo es apropiado y enfrentado el problema en los centros escolares a través de distintos dispositivos institucionales y prácticas de intervención. Para ello, recurre a la sociología de los problemas sociales y públicos, la sociología histórica, la sociología de la educación y la sociología de las políticas escolares, y articula dos aproximaciones o métodos. La aproximación genealógica permite desnaturalizar el problema y las políticas y dispositivos para hacerle frente, analizando su génesis y sus transformaciones. La aproximación etnográfica permite comprender sus sentidos ordinarios y los dispositivos institucionales y prácticas de intervención frente al ¿fracaso¿, con sus ambivalencias y contradicciones.
El ¿fracaso escolar¿ es un problema relativamente reciente, que emerge y cristaliza como problema social y público en España en el último tercio del siglo XX. Es el producto de un trabajo colectivo de enunciación, movilización de actores y elaboración de la categoría, inseparable de transformaciones sociales y escolares más amplias. Desde los años 80, se convierte en objeto de diversas políticas que multiplican los dispositivos institucionales para hacerle frente en la educación obligatoria, insistiendo en soluciones escolares y pedagógicas más que en políticas sociales más amplias.
Las apropiaciones del problema en un instituto son diversas y dependen de su posición y trayectoria en el espacio de centros de secundaria y en el mercado escolar local. La distancia entre los discursos públicos y las prácticas efectivas aparece cuando se analizan los juicios escolares cotidianos. La implantación de dispositivos de atención a alumnos con dificultades, hoy plenamente integrados en la institución, no ha eliminado la selección escolar. La ha transformado, introduciendo nuevas formas de clasificación y diferenciación. Vías segregadas y jerarquizadas simbólicamente en función de la ¿dificultad¿ percibida en sus destinatarios, estos dispositivos generan tensiones en los propios docentes y en el trabajo pedagógico cotidiano, y consecuencias no deseadas. Asimismo, distintos profesionales socioeducativos desarrollan prácticas de intervención frente a los alumnos con problemas, atendiendo a una pequeña parte de su público potencial y desde una aproximación marcadamente psicológica. Como mediadores entre campos y dentro del propio campo escolar, tienen un papel importante en la construcción de las trayectorias escolares, en la medicalización y psicologización de las dificultades escolares, y en las prácticas de derivación y externalización de alumnos a programas, profesionales o instituciones fuera de la ESO.
La lucha contra el fracaso escolar supuso una multiplicación de dispositivos que se han ido integrando en el campo escolar hasta naturalizarse, generando nuevas formas de segregación escolar, modificando la estructura de la educación obligatoria, las formas de clasificación, diferenciación y selección escolar y, con ello, las trayectorias escolares. Las instituciones de educación secundaria se han transformado, pero mantienen, en sus formas de ¿atender a la diversidad¿, una tensión constante entre sus intenciones comprensivas y sus prácticas selectivas, entre la integración y la segregación.
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