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Estudio ultraestructural del componente neuroglial en el nervio óptico de la rata

  • Autores: Ramón Carlos Gómez de Tejada Romero
  • Directores de la Tesis: César Aguirre de Viani (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 1972
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 142
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Idus
  • Resumen
    • La descripción de tres tipos de Oligodendrocitos por Mori y Leblond (1970) en el cuerpo calloso de la rata joven, es tributaria del planteamiento de una serie de interrogantes, tales como: ¿Se encuentran estos diferentes tipos de Oligodendroctiso en otras localizaciones del sistema nervioso?. Estas variedades ¿no será estadíos diferentes del desarrollo de una misma célula? ¿Hay relación entre cada una de las tres formas y el carácter mielínico o amielínico de la fibra? ¿Estos diferentes tipos establecen conexiones sólo con las fibras nerviosas? Es obvio que la contestación plena a estos problemas requiere un extenso trabajo y medios analíticos muy finos. Pese a ello, creemos que, con los medios a nuestro alcance, podríamos resolver algunas de esas interrogantes y por ello hemos encaminado a su resolución nuestros esfuerzos.

      Puesto que Mori y Leblond hacen su descripción en la rata, nosotros utilizaremos también este animal, pero, a fin de establecer si los tres tipos celulares corresponden a fases distintas en el desarrollo de la misma célula, realizamos nuestros estudios tanto en ratas jóvenes como en adultas.

      La elección de la zona de tejido nervioso nos plantea cierta dificultad, más una larga deliberación nos hace decidir por el nervio óptico, ya que tiene una estructura parecida a la del Sistema Nervioso Central y, en cambio es diferente a otros nervios cerebro-espinales. Particularmente, en cuanto se refiere a la glía y a la vascularización el nervio óptico tiene la misma organización que la sustancia blanca cerebral. Su tramo más característico nos ha parecido el que discurre intracranealmente hasta la conjunción en el quiasma; a este nivel, encontraremos abundantes oligodendrocitos, mientras que los astrocitos serán más excepcionales.

      Los estudios a realizar van a tener un carácter puramente ultraestructural, quedando fuera de análisis técnicas utilizadas por otros autores, tales como la histoquímica y el empleo de isótopos.

      CONCLUSIONES:

      1. El número de fibras amielínicas en el nervio óptico de la rata varia según la edad, siendo mayor en la rata joven.

      2. Estas fibras amielínicas se presentan sin una orientación definida, en relación con las fibras mielínicas.

      3. Al mielizizarse se produce la ordenación de las fibras nerviosas.

      4. La glía de la rata joven está preferentemente integrada por oligodendroglía de tipo medio.

      5. En la rata vieja, predomina la glía fibrosa que envuelve a los oligodendrocitos residuales.

      6. En el nervio óptico de la rata hay tres variedades de oligodendrocitos.

      7. Los oligodendrocitos de tipo oscuro contienen mayor cantidad de retículo endoplásmico rugoso y de ribosomas libres.

      8. En la rata vieja, los oligodendrocitos predominantes son de tipo oscuro.

      9. La oligodendroglía no solo tiene situación intrafascicular sino que también es perifascicular.

      10. La glía fibrosa de la rata vieja procede de la transformación de la oligodendroglía.

      11. Existen contactos de tipo desmosómico, entre las prolongaciones de la glía fibrosa.

      12. En el nervio óptico, la oligodendroglía y las fibras nerviosas están en contacto con la membrana basal de los capilares, aunque con carácter excepcional.

      Tras la comparación de los hallazgos obtenidos en el estudio del nervio óptico de la rata joven y de la adulta, el hecho que más llama la atención es la marcada diferencia en la cantidad de fibras nerviosas amielínicas; si en la rata joven son muy abundantes, en las viejas son escasas. Sin duda alguna, este dato es expresión del proceso madurativo que sufre el nervio y se puede pensar que, a semejanza con otros centros nerviosos, la mielinización progresiva supone un aumento del número de fibras que perfeccionam su integridad.

      En la rata joven, las fibras amielínicas se disponen aisladas o en grupos, sin guardar la orientación longitudinal que ofrecen las fibras amielínicas.

      Nada hemos encontrado descrito a este respecto y nos resulta aventurado precisar la causa de tal desorganización, pero pensamos que deber ser exponente de la menor funcionalidad de unas fibras amielínicas en vías de desarrollo.

      En las ratas jóvenes, las fibras están en relación con el elemento glial predominante, que es el oligodendrocito de tipo medio. Por el contrario, en la rata adulta, los contactos ocurren preferentemente con las prolongaciones de la glía fibrosa. El primer hecho habla a favor de los procesos de mielogéneis (Bembrig 1956, Maturana y Baters 1960 y Metuzals 1963) que tienen lugar en los animales de poca edad. La mayor relación con la glía fibrosa en la rata adulta, quizás se deba a las necesidades nutritivas de las fibras ya maduras, pero tampoco sobre este punto hemos hallado respaldo bibliográfico.

      En general, los axones presentan diámetro y estructura simular a la descrita por Yamamoto (1966) Cohen (1967) y Anderson y Hoyt (1969). Si bien estos autores no hacen referencia a los cuerpos multivesiculares que nosotros hemos observado en algunos axones mielínicos de las ratas adultas, Weiss y colaboradores (1962) descriebn vesículas de 200 a 400 amstromgs de diámetro, en las fibras mielínicas y amielínicas de los nervios periféricos y las interpretan como cargadas de sustancias transmisoras (principalmente acetilcolina) sintetizadas en el soma neural y transportadas a través del axoplasma. Dahlstrom y Fuse (1964), usando métodos hisoquímicos y de fluorescencia, apoyan este pensamiento con su teoría de un “desagüe noradrenalínico próximodistal”.

      En el nervio óptico de la rata, el componente glial está constituido por oligodendrocitos y astrocitos fibrosos. En nuestros estudios no hacemos referencia a la microglía por tratarse de un elemento no ectodérmico y por su escasa frecuencia.

      Entre los oligodendrocitos distinguimos tres tipos, cuyos caracteres diferenciales concuerdan en absoluto con los descritos por Mori y Leblond en el cuerpo calloso de la rata. El tipo de oligodendrocito más abundante para cada edad es variable., pues mientras que en el animal joven existe mayor número de oligodendrocitos tipo medio, en la rata adulta son más frecuentes los de tipo oscuro. Los primeros poseen un aparato de Golgi más desarrollado, y los segundos tienen retículo endoplásmico más manifiesto así como mayor cantidad de ribosomas libres. Sobre este punto, nos resulta difícil comprende como el tipo de oligodendrocito más diferenciado presente un retículo endoplásmico más amplio, ya que ello es índice de un metabolismo más activo, sobre todo, al tener relación con fibras mielínicas ya maduras.

      Hogan, Alvarado y Geddel (1971) afirman de modo rotundo que lo oligodendrocitos se sitúan solamente dentro de los fascículos del nervio óptico, donde suelen tener una orientación longitudinal, paralela a la dirección de las fibras. En contra de ello, mostramos imágenes claras de oligodendrocitos dispuestos en situación perifascicular.

      La astroglía no sólo es más abundante al envejecer la rata, sino que también aumenta el número de sus prolongaciones. Además, las gliofibrillas citoplásmicas aparecen con mayor densidad.

      Dada su escasez en el nervio de la rata joven el aumento cuantitativo de astroglía fibrosa plantea un problema de génesis. Si bien pueden tener su origen en elementos inmaduros (Penfield 1924), no hay que olvidar que tanto los oligodendrocitos como los astrocitos son células neurogliales ectodérmicos y según los estudios autorradiográficos de Fujita (1963-1964), proceden de un antecesos común: el glioblasto. Es por ello que, para nuestro caso, nos parece muy pausible la hipótesis de Ramón Moliner y Aguirre defiendo la transformación de oligodendrocito en astrocito. Este hecho también fue demostrado por Castro (1959) en los gliocitos de los ganglios intestinales en el megacolon congénito y adquirido.

      Hemos visto como las prolongaciones de la astrología fibrosa rodean a oligodendrocitos aislados o a grupos de ellos. En estos casos, los contactos entre ambos tipos de células neuroglicas no ofrecen desmosomas. Por el contrario, en las numerosas interdigitaciones que constituyen las relaciones entre dos astrocitos, se aprecian claramente complejos desmosómicos. Este dato, no lo hemos hallado en otras publicaciones.

      El tercer componente del nervio óptico es el vascular, cuya relación con los astrocitos es bien conocida, desde las descripciones de microscopía óptica.

      En nuestros estudios, hemos observado algunas arterias y frecuentes capilares, si bien la proporción de estos últimos es manifiestamente menos en la rata adulta que en la joven. Este hallazgo, en unión del aumento cuantitativo de astrocitos ya mencionado, refuerza nuestro pensamiento acerca del problema nutricional de las fibras en el nervio maduro.

      En general, tanto las arterias como los capilares ofrecen una estructura coincidente con la observada por otros autores. Sin embargo, nos ha llamado la atención el hecho de que la superficie interna de los vasa vasorum carece en algunos casos de la lisura característica, puesto que el endotelio presenta claras proyecciones digitiformes, a modo de pequeñas vellosidades, hacia la luz vascular.

      No hemos encontrado referencia sobre este tipio de imagen, si bien es difícil realizar una búsqueda bibliográfica exhaustiva a tal respecto.

      También se ha podido ver como la adventicia de la arteria está sustituida por una capa de astroglía.

      Lógicamente, observamos claros ejemplos de pies chupadores y, en algunos puntos, encontramos que células de oligodendroglía entran en contacto con la membrana basal de los capilares. Así mismo, hemos hallado relación íntima entre capilares y algunas fibras nerviosas, tal como Gray y Palade han visto en otras localizaciones del sistema nervioso.

      Los pericitos de los capilares no presentan fibrillas y su morfología es un tanto similar a la de los histiocitos y células microgliales.


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