La cirrosis hepática constituye una de las causas más frecuentes de mortalidad en nuestro país y en la mayoría de los países desarrollados y está apareciendo en edades cada vez más jóvenes.
No se dispone todavía de un tratamiento terapéutico eficaz, pero es importante la ayuda que puede proporcionar una alimentación adecuada, ya que la cirrosis se acompaña de malnutrición, circunstancia que agrava la enfermedad.
Los nucleótidos son compuestos que pueden ser proporcionados por la dieta y parecen potencialmente útiles en el tratamiento nutricional de la cirrosis hepática. De hecho, muchos medicamentos utilizados tradicionalmente como protectores hepáticos contienen principios activos que pertenecen a este grupo de sustancias. Aunque el organismo tiene la capacidad de sintetizar nucleótidos a partir de los aminoácidos de la dieta (síntesis de novo), una serie de trabajos recientes sugiere que los nucleótidos deben considerarse nutrientes semiesenciales. Es decir, que su aporte dietético resulta fundamental en situaciones críticas, como la cirrosis hepática, en las que dicha síntesis de novo puede estar comprometida.
Trabajos previos realizados por nuestro grupo han demostrado que la adición de nucleótidos a la dieta mejora los datos histológicos y bioquímicos que caracterizan a la degeneración hepática producida en ratas por la administración de tioacetamida (TAA), una situación patológica que tiene grandes analogías con la cirrosis humana. Es interesante resaltar que la cantidad de nucleótidos era la que caracteriza a la dieta habitual, comparándose los resultados obtenidos en los animales que consumían esta dieta con los que recibían una que carecía de dichos nutrientes. Hablamos, por tanto, de "nucleótidos de la dieta" y no de dosis farmacológicas.
Sin embargo, como las lesiones producidas por la TAA son reversibles, los efectos positivos de la adición de nucleótidos a la dieta
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