Fernando José Alcantarilla Hidalgo
El cómic europeo está plagado de personajes que actúan como testigos presenciales de importantes acontecimientos históricos. Las trepidantes aventuras de Tintín, Corto Maltes, Blake y Mortimer, Guy Lefranc, Max Fridman y otros muchos héroes de papel han tenido como telón de fondo conmociones históricas determinantes de la actualidad internacional acaecidas entre 1914 y el 11 de septiembre de 2001.
Las viñetas tienen así la capacidad de mostrarnos los trascendentes sucesos que han modificando el paisaje político, económico, social e ideológico del pasado siglo XX. Además, gracias a su carácter proteico y a sus recursos estéticos y argumentales, el denominado ¿séptimo arte¿ es capaz de transmitir una valoración interpretativa, de expresar una carga crítica sobre los hechos reales que se integran en sus tramas de ficción, sea a través de "metáforas geopolíticas" o por medio de alusiones más directas a la cultura, la economía, la historia y a otras fuerzas profundas que nos dan las claves para comprender el devenir de la actualidad internacional.
La línea de investigación que se propone intenta analizar, desde un novedoso y atrevido enfoque multidisciplinar, el tratamiento que las viñetas han deparado a la constante línea de tensión existente entre el conflicto internacional y los valores humanistas durante el pasado siglo. El estudio se ciñe a las obras más paradigmáticas del cómic europeo.
Apoyándose en la dogmática del estudio de las relaciones internacionales y en el sentido social, filosófico y jurídico del pensamiento humanista, el trabajo tiene la intención de abarcar, desde la clave estética de cómic, dos bloques de materias diferenciadas y, a la vez, concomitantes, a la hora de definir la profunda línea de contradicción antes referida.
Se analizan, en primer lugar, los diferentes teatros del conflicto internacional.
Por una parte, el tratamiento de los conflictos armados más paradigmáticos en el cómic sirve para evidenciar el papel de la guerra como prolongación de la diplomacia entre Estados. Se fija la atención, en concreto, sobre las dos guerras mundiales, los nacionalismos totalitarios europeos y el imperialismo japonés en el periodo de entreguerras, la guerra civil española, el ignorado conflicto del Chaco, la interminable guerra fría y el peligro de las armas de destrucción masiva, la guerra de Vietnam y, por último, el conflicto balcánico.
Por otro lado, se pretende analizar la visión de los héroes de papel acerca del derecho de resistencia y la revolución, en especial, sobre las fuerzas morales que subyacieron en la revolución soviética, en la lucha de los movimientos obreros, en la revolución cultural china y en el derecho de resistencia en América Latina.
También se aborda el tratamiento del proceso de descolonización en el Congo belga, China, la India británica, Argelia y, como no, la irresoluta cuestión Palestina.
Finalmente, este primer bloque concluye con el análisis de las referencias a los conflictos suscitados en torno a la autodeterminación de los pueblos y los derechos de las minorías, en concreto, el conflicto del Tíbet, el genocidio cosaco y armenio, la problemática en tormo a los pueblos indígenas, el pueblo gitano y la eterna mácula del antisemitismo.
En la segunda parte se analizan las diversas manifestaciones del humanismo moderno en el cómic.
En primer lugar, las múltiples referencias a la forma política del Estado de Derecho, en el que la tutela judicial efectiva opera como una cláusula de garantía estructural. En segundo lugar, la defensa del sistema democrático de gobierno y su expresión en un sistema de elecciones libres. Por último, la máxima expresión del humanismo a través de los derechos humanos, cuyo abordaje se sistematizará en torno al Convenio Europeo de Derechos Humanos.
El tratamiento de todas estas cuestiones en el comic se propone desde el convencimiento de que toda manifestación artística es una expresión de la percepción de la realidad de su época por parte de su autor. Para ello se parte de la creencia de que explicar la vida de un pueblo, de una cultura, por la evolución de su arte, a la vez que demuestra la importancia social de este último, conduce de un modo más íntimo y directo al conocimiento de su carácter y de su representación histórica, que cuantas noticias se den acerca de sus vicisitudes políticas. Estas podrán servir para indicarnos el armazón en que la actividad del pueblo se ha encerrado, pero nada mejor que el arte ¿en nuestro caso, el ¿séptimo arte¿- para revelarnos el principio inmanente de su vida, los deseos que le han agitado, las grandes aspiraciones que han conmovido su ser y que le han hecho soportable la existencia. Hegel, en su Estética, fue quizá el primero que comprendió en todo su alcance este valor sustancial del principio artístico y pretendió hallar en la realización de la ¿belleza¿ la clave del progreso social, cuyo fin mediato es instruir y moralizar a los individuos y a las sociedades.
El trabajo trata, por tanto, de desentrañar en que manera el cómic ilustra los sucesos determinantes de la realidad internacional del siglo XX -y por ende, del mundo en el que actualmente vivimos-, proporcionándonos a la vez una valoración crítica profundamente lúcida e influyente.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados