En la presente investigación, la pregunta que nos hacemos es: ¿cómo se vivencia este proceso de envejecimiento?. ¿cómo un hecho terrible y dramático o como una etapa más de la vida, con proyectos de futuro, basados en la larga experiencia y sabiduría de los años vividos?.
Este proceso integra aspectos físicos, psicológicos, sociales y culturales que se influyen mútuamente y condicionan las conductas, las competencias y el desarrollo en general. Por tanto, siendo el envejecimiento algo inherente a la vida, parece lógico que éste se analice desde una perspectiva que contemple dimensiones biológicas, psicológicas y sociales (Appel, 1983; Parks et al., 1986; Connidis, 1989; Dannefer, 1989; Long et al., 1990; Nurmi, 1992; Stevens, 1992; Kelin, 1993; Reis y Gold, 1993), que nos permitan obtener una descripción lo más completa posible de la última etapa del ciclo vital.
En cuanto a los factores biológicos, podemos pensar en un gradual desgaste físico-orgánico que -en la vejez- no necesariamente debe entenderse como impedimentos para continuar activos.
Los factores psicológicos influyen en el autoconcepto en cuanto persona activa, protagonista de una historia personal atravesada por afectos, sentimientos, deseos y placeres que condicionan la relación con los otros y con su propia autoestima. En la vejez no necesariamente desaparecen ni conducen a una desvalorización, inseguridad o depresiones.
Los factores sociales y culturales específicamente occidentales en constante cambio han transformado el concepto de vejez, el rol del hombre y la mujer mayores, sus relaciones y sus actividades.
La fase experimental consta de una muestra de 485 hombres con 49 o más años, residentes en hogares en el municipio de Madrid. El cuestionario era autoaplicado constaba de 32 subtests y de 464 items.
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