Tras más de sesenta años de peticiones, en el sistema europeo se han reconocido una serie de estándares mínimos en materia de protección del individuo homosexual: tanto en la esfera de su vida privada y familiar, como en espacios públicos. Todo ello, sin embargo, no ha sido un proceso pacífico ni fácil. La conquista de estos derechos, así como su protección, se han desarrollado en un escenario caracterizado por una cierta confrontación entre los Estados, celosos de su soberanía, y el TEDH, garante de los derechos convencionales.
Por esta razón, cabe preguntarse: En primer lugar, ¿podemos constatar la existencia de un consenso europeo en la materia? Y de ser así, ¿qué argumentos ha utilizado el TEDH para limitar el margen de actuación estatal y cómo ha influido esta doctrina en la jurisprudencia de la Corte Interamericana?
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados