CONCLUSIONES 1. Las pruebas de provocación que hemos llevado a cabo, confirman los resultados a que había llegado el Profesor Díaz Domínguez y Montaño en su Tesis por el empleo de la tenografía, resultados ya citados al principio de este trabajo. Su validez pues, nos parece queda reforzada por el resultado de las mismas.
2. Este comportamiento tan similar al de los glaucomatosos, frente a las pruebas de provocación, hacen pensar en una alteración indiscutible en el ojo miope en todo semejante a la que explica la hipertensión en los distintos tipos de glaucoma.
3. Podemos pensar pues, que o bien se trata de un glaucoma simple de evolución sumamente lenta (al que estarían particularmente predispuestos los miopes altos), o bien de una forma especial de glaucoma, consecuencia de una anomalía congénita del sistema de filtración del ojo, y tal vez ligado genéticamente a la miopía como opina Perkins para los casos de glaucoma juvenil en miopes, y que aunque insuficiente para originar una buftalmia, podría tal vez contribuir a la progresión de la miopía.
4. Como conclusión práctica, podemos sacar con Kraupa, que la exploración de un miope alto, para ser completa, necesita una perimetría cuidadosa y una medida de la presión ocular con el tonómetro de aplanamiento o de Schiötz, previa corrección de la rigidez. Su los resultados fueran negativos, deberán ser repetidas con ocasión de sucesivos exámenes, acudiendo al empleo de pruebas de provocación principalmente de la del priscol en el caso de que advirtiéramos el carácter progresivo de la miopía.
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