CONCLUSIONES De todas las disecciones practicadas y de los estudios resultantes de las mismas, sacamos en conjunto las siguientes conclusiones:
1. El tejido celular subcutáneo, en este periné, es cada vez de más fácil aparición y abundancia, a medida que nos dirigimos hacia atrás y afuera.
2. El desarrollo de las venas superficiales, está casi siempre, en razón directa de la musculosidad o atrofia del periné.
3. En los cadáveres conservados en formol, observamos los músculos más pálidos y duros, que en los conservados con ácido fénico y glicerina, donde se presentaban los músculos más sonrosados y de más fácil disección.
4. Hemos observado predominio de las enfermedades crónica y edad avanzada, en la atrofia muscular secundaria, siendo los perinés más musculosos, en los individuos de menos edad y en los fallecidos de muerte violenta o por enfermedades agudas.
5. Consideramos desde un principio, que la fascia perineal superficial, es similar y en un todo presta continuidad a la fascia abdominal.
6. El esfínter externo e interno, no quiere decir que sean superior e inferior, separados por el elevador, sino concéntricos, uno del otro.
7. El esfínter externo del ano era muy atrófico en individuos depauperados y con atrofia muscular generalizada.
8. El esfínter externo del ano eras muy hipertrófico en individuos muy musculosos o con enfermedades digestivas, hemorroides, fístulas del ano, poliposis rectal o enfermedades generales, que habían cursado con extreñimiento pertinaz.
9. Hemos observado en un 5% de casos, la ausencia total del esfínter externo del ano.
10. La longitud del esfínter interno del ano, es máxima entre los 45 a 65 años, y mínima, por debajo y encima de éstos dos límites.
11. La hipertrofia del esfínter interno del ano obedecen a las mismas causas, que la ocasionan en el externo.
12. Las relaciones de la arteria y nervio pudendos con el borde inferior del transverso superficial, no son fijas ni mucho menos, pues a veces los vimos relacionados con el borde superior y no con el inferior, y en otras, se relacionaba el nervio con el borde superior, y la arteria con el inferior.
13. El músculo isquiocavernoso puede variar mucho, pudiendo presentarse en forma laminar, o constituyendo una o varias ramas independientes entre sí.
14. En las personas de edad avanzada, y en los individuos muy depauperados, hemos observado que las venas bulbares que emergen de la parte posterior del bulbo, son mucho más tortuosas e hinchadas, que en los individuos jóvenes o de fuerte constitución física.
15. Cuando el músculo elevador del ano, está poco desarrollado, encontramos una potente aponeurosis de cobertura y viceversa, en una proporción de un 69% y 31%, respectivamente.
16. Siempre que hemos observado, un menor desarrollo de la parte posterior del elevador del ano, hemos descubierto un mayor desarrollo del isquiococcígeo.
17. Constantemente hemos observado, que el elevador es el músculo más potente y desarrollado, envueltos en sus vainas aponeuróticas, siendo estas más o menos potentes, cuanto menos o más desarrollado, encontramos el músculo.
18. En contra de lo que creíamos, son frecuentes las anomalías que presentan los músculos del periné.
19. En todas las disecciones y preparaciones que hemos efectuado, del diafragma urogenital, hemos observado que es una unidad aponeurótica-muscular, constituyendo el músculo transverso profundo, y jamás hemos observado en él, la aparición del músculo de Guthrie y de Wilson, del que hablan algunos autores.
20. Observamos que el diafragma urogenital, en la zona situada entre la sínfisis púbica y la pared anterior vaginal, es la zona donde siempre hemos observado mayor traumatismo, cuando el conducto vaginal experimenta grandes dilataciones, sean debidas a motivos fisiológicos o patológicos.
21. Con una frecuencia grande hemos observado a la vena pudenda interna, desdoblada y enlazando a veces a la arteria pudenda interna, en la mayoría de su recorrido.
22. Coincidimos en nuestras disecciones, en señalar con algunos autores, que la inserción superior de la aponeurosis endopelviana, no es propiamente en la línea innominada, como se cree, sino a nivel de la prolongación del borde superior del agujero obturador.
23. Nos llamó poderosamente la atención, el gran desarrollo de la aponeurosis endopelviana en algunos individuos, que por su profesión, habían montado mucho a caballo, y en otros, cuya aponeurosis era menor, observábamos un aumento del calibre de las venas.
24. Siempre hemos comprobado, que las fibras de la aponeurosis endopelviana, morían casi siempre en las fibras conjuntivas de los órganos centrales, con los cuales tenían más o menos relaciones de contigüidad.
25. Asimismo nos llamó la atención, que el aparato de fijación venosa pélvica, suministrados por la aponeurosis endopelviana, está muy desarrollado, contrastando fuertemente con la laxa unión, que por el contrario tienen las arterias.
26. La tensión de las vainas vasculares pélvicas, son dependientes de la de las fascias y tejidos circundantes, no adoptando éstos, papeles de simple fijación, sino verdaderos aparatos auxiliares, en la dinámica circulatoria, de esos sistemas vasculares.
27. También hemos observado, que cuando el desarrollo de este aparato de fijación venosa era escaso, las venas aumentadas de calibre, presentaban dilataciones varicosas.
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