Giovanni Alberto Gómez Rodríguez
Hannah Arendt identificó y describió «el problema de la conciencia» en los militares nazis causado por la obediencia irreflexiva y la renuncia a la capacidad humana de pensar y juzgar —reconocer la diferencia moral en las acciones—; sin estas actividades de la conciencia, el mal se hizo pasar por el bien y el holocausto fue posible. Hoy sabemos que los argumentos de Arendt que propugnan poner en suspenso el poder y la autoridad son, más que una teoría, una necesidad para las instituciones y los hombres que aspiran a erradicar o, al menos, limitar la comisión de actos inhumanos e injustos. Aunque existen diferencias notables entre las condiciones y circunstancias de la segunda guerra mundial y la guerra global contemporánea —de indistinción entre guerra y paz—, el problema de la conciencia de los militares descrito por Arendt sigue vigente décadas después; en la postmodernidad los ejércitos occidentales incurren en transgresiones morales relacionadas con el ejercicio de la violencia y el uso de la fuerza.
Con el propósito de comprender este problema general e identificar sus expresiones actuales, hemos seguido la lógica que subyace a la evaluación de riesgos, procedimiento establecido en el planeamiento operacional de la doctrina militar. Esta vía de aproximación poco común en los asuntos éticos —por lo general dogmáticos y normativos— satisface nuestro propósito de hacer evidentes las circunstancias y determinaciones presentes en los casos de fracaso moral de los militares postmodernos, y responde a la necesidad de definir previamente el marco de referencia infringido con las conductas.
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