En las últimas décadas, un número creciente de investigaciones ha señalado la importancia de incorporar en las organizaciones empresariales modelos de gestión basados en las personas. Sin embargo, numerosos estudios y meta-análisis han mostrado que estos recursos no son neutros en relación al género y coinciden con los rasgos y conductas que nuestra sociedad identifica como femeninos (Eagly & Carli, 2003; Eagly et al., 2003; Kark, 2004). Dado que el ámbito laboral está dominado principalmente por hombres y constituye uno de los contextos en los que la masculinidad se reafirma en mayor medida (Connell, 2005; Collinson y Hearn, 1996), la aceptación de conductas y rasgos asociados a lo femenino se ve a menudo obstaculizada. Esta definición instrumental del liderazgo tiene como consecuencia el desarrollo de un estereotipo de dirección coherente con la definición pensar en dirección-pensar en masculino (Schein, 1993; Schein, Mueller, Lituchy y Liu, 1996).
El objetivo principal de esta tesis es demostrar que este estereotipo no sólo empuja a las mujeres hacia una situación de discriminación sino que, además, supone un obstáculo para el desarrollo de los actuales modelos de organización basados en las personas. Concretamente, a través de una serie de estudios llevados a cabo con trabajadoras/es y directivas/os de 27 empresas del País Vasco, esta tesis analiza dos proposiciones pioneras: (1) que la presencia de líderes (hombres) instrumentales supone un impedimento para el desarrollo de los recursos basados en las personas identificados como necesarios para un correcto funcionamiento organizacional y (2) que la aceptación de rasgos de identidad estereotípicamente femeninos es beneficioso para las organizaciones. Específicamente, el presente trabajo muestra que las empresas cuyos trabajadoras/es y directivas/os se asemejan más a un modelo andrógino que a un modelo masculino (instrumental) pueden hacer un mejor uso de tres importantes recursos organizacionales asociados al rendimiento: la inteligencia emocional, la orientación interpersonal y la cooperación intergrupal.
De esta manera, la presente tesis cubre un área de estudio hasta ahora no considerada ni en las investigaciones sobre género ni en los estudios sobre empresas y gestión y sugiere que los estereotipos de género y la dominancia de un modelo de dirección masculino podrían crear importantes barreras para un correcto funcionamiento organizacional. Específicamente, los resultados apuntan a la necesidad de crear nuevos referentes de liderazgo y a promover cambios por parte de los hombres en puestos de dirección como forma de pasar de un modelo pensar en dirección-pensar en masculino a un modelo pensar en dirección-pensar en andrógino en las empresas del siglo XXI.
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