El estrés temprano se define como un periodo de trauma severo y/o crónico así como la deprivación ambiental/social o negligencia en los cuidados pre/post natales. Por desgracia, la prevalencia de estos periodos traumáticos tempranos es muy alta, ya que más del 50% de los niños del mundo se encuentran expuestos a algún tipo de estrés temprano, y sus consecuencias son costosas a nivel social, emocional y económico ya que puede derivar en trastornos neuropsiquiátricos. Uno de los modelos animales más prevalentes de estrés temprano en roedores es la separación maternal, en el que, mediante la interrupción parcial de la relación entre la madre y la camada, se pretende emular la negligencia por parte del cuidador principal.
Si bien la separación maternal ha provisto a la investigación sobre estrés temprano de importantes conocimientos sobre el mismo, la variabilidad encontrada a la hora de llevar a cabo los modelos es excesiva. Este exceso de variabilidad conduce a resultados aparentemente contradictorios en la bibliografía en todos los niveles de estudio.
Por todo ello, nos planteamos intentar crear y comparar dos modelos animales distintos de separación maternal manteniendo todas las condiciones idénticas y variando sólo el número de días. Uno de 10 días (desde el primer día postnatal hasta el décimo) y otro de 21 días (desde el primer día postnatal hasta el vigesimoprimero), utilizando tanto a machos como a hembras, y realizando una evaluación en dos momentos diferentes del desarrollo: la adolescencia y la adultez. Lo hallado tras la evaluación de estos modelos es que efectivamente dan lugar a fenotipos distintos en los sujetos estresados. Tras el análisis conductual observamos que los animales separados 21 días muestran memoria espacial y asociativa preservadas, flexibilidad cognitiva reducida, memoria de reconocimiento reducida, conductas ansiosas, alerta preservada y ausencia de conductas depresivas. Sin embargo, lo animales separados 10 días muestran memoria espacial preservada, flexibilidad cognitiva alterada, memoria de reconocimiento alterada sólo en la adolescencia, memoria asociativa preservada; pero no óptima debido a cierta impulsividad, ausencia de conductas ansiosas y depresivas y reducción en la alerta y la inhibición prepulso. Todo ello indica que existen diferencias cognitivas: de memoria y atención así como emocionales (ansiedad).
Tras la evaluación del metabolismo energético cerebral descubrimos que los dos modelos, activaban redes distintas para la ejecución de una tarea de memoria espacial. Los sujetos separados 10 días muestran una mayor actividad en ENT, VTA, BNST, BaA y SuM, aunque su conducta sea indistinguible. El éxito en la tarea requiere un mayor gasto energético en el cerebro de estos sujetos. Tras una tarea que requiere de flexibilidad cognitiva también mostraron activaciones diferenciales los sujetos separados 10 días despliegan una mayor actividad en todas las áreas estudiadas. Además, las redes subyacentes son distintas, siendo la red de los sujetos control una red compleja e interrelacionada que comprende todas las áreas del sistema hipocampal extendido (mPFC, HC y cortezas relacionadas, tálamo anterior, estriado y cortezas retrospleniales). La red encontrada en los sujetos separados 10 días consta a su vez de tres pequeñas conexiones: Retrosplenial-talámica, intraestriado y cingulada-mamilar. El grupo separado 21 días sólo muestra correlaciones estriatales.
Por último, y también tras una tarea que requiere de flexibilidad cognitiva, observamos que existe una reducción en la actividad de genes de activación temprana en el mPFC de todos los sujetos estresados tempranamente y un incremento de esta misma actividad en el HC de los sujetos separados 10 días, lo que podría sugerir un mecanismo compensatorio.
En conclusión, las diferencias en los protocolos de separación maternal podrían explicar parcialmente las incongruencias aparentes que existen en la bibliografía, colocando a este modelo como un método válido para emular las alteraciones psicobiológicas encontradas tras el estrés temprano, permitiendo incluso alterar de manera específica algunos procesos del neurodesarrollo. Los sujetos separados 10 días necesitan un mayor metabolismo energético para realizar las mismas tareas y además muestran un fenotipo impulsivo, mientras que los sujetos separados 21 días se caracterizan por cierta hipofrontalidad y una conducta marcadamente ansiosa, lo cual modela diferentes realidades encontradas en humanos que sufrieron negligencia por parte de sus cuidadores.
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