El cáncer asociado al embarazo, entendido como aquel cáncer que se diagnostica durante el embarazo y hasta un año después del parto, es una condición que presenta una frecuencia aproximada de 1/1000-1500 nacimientos, aunque este número puede variar entre investigadores debido su baja incidencia.
La bibliografía existente sobre el tema aborda principalmente los aspectos biologicistas del fenómeno, estando los aspectos psicosociales del mismo relegados a un segundo plano en términos de producción científica.
Para intentar satisfacer la laguna de conocimientos existente en el plano psicosocial, se trató de dar respuesta a la pregunta de investigación planteada: ¿Cómo es la experiencia de haber tenido cáncer durante el embarazo, descrita por las propias mujeres embarazadas?, motivado principalmente por los retos profesionales que planteó al autor de esta tesis, de profesión matrona hospitalaria, el cuidado competente hacia este tipo de casos.
El objetivo de la investigación fue conocer el fenómeno del cáncer durante el embarazo a través de las experiencias y vivencias de mujeres que fueron diagnosticadas de cáncer durante el transcurso de su gestación.
Para ello, dentro del paradigma hermenéutico-interpretativo se diseñó un estudio con metodología cualitativa de corte fenomenológico.
Se realizaron sucesivas entrevistas individuales semiestructuradas a un grupo de seis mujeres de la provincia de Santa Cruz de Tenerife a las que les fue diagnosticado el cáncer durante el transcurso de su embarazo.
Tras el análisis de los resultados se identificaron un total de siete metacategorías, veintinueve categorías y diecisiete subcategorías. Las siete metacategorías identificadas fueron El proceso de la enfermedad; Repercusiones de la enfermedad sobre la vivencia de la maternidad; Comunicación, información y atención recibida; La toma de decisiones; Ambivalencia; Apoyo social, entorno familiar y entorno social; y La trascendencia del fenómeno.
Entre las conclusiones destaca que una mujer con cáncer durante el embarazo, tiene que hacer frente y adaptarse a dos eventos simultáneos críticos, que simbolizan el principio y el final de la vida, lo cual hace aflorar una evidente ambivalencia de sentimientos. Con el cáncer, el proyecto vital de la mujer sufre un giro radical y entre algunas de sus consecuencias puede estar el que se sienta forzada a dar por concluida la posibilidad de tener más hijos. La experiencia general de la maternidad se ve considerablemente afectada por la presencia del cáncer. Con frecuencia, existe una ruptura con el embarazo y el parto idealizado, lo que junto con la supresión de la lactancia puede resultar muy doloroso para la mujer. La separación física entre madre e hijo por los tratamientos y las pruebas origina el que se pueda producir en la madre una sensación de pérdida de protagonismo en la crianza de su propio hijo. En ocasiones, la mejor decisión para el cáncer no es la más idónea para el embarazo, y viceversa. Las decisiones tomadas pueden generar en la mujer sentimientos de culpa y miedo por la responsabilidad de tener que velar también por la salud de su bebé. El apoyo durante el proceso, que proviene fundamentalmente de la pareja, la familia y el entorno social, es de vital importancia para la adaptación a la enfermedad. El entorno social genera sentimientos ambivalentes en la mujer ya que a la vez que proporciona apoyo, puede causar daño por el enjuiciamiento a sus decisiones y por proyectar sobre ella la lástima que le profesa. Aun así, la vivencia del fenómeno puede suponer una ocasión de aprendizaje personal, al brindar una oportunidad de reflexión para intentar mejorar aquellos aspectos de sus vidas identificados como no satisfactorios.
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