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Resumen de Ángel Duarte

José Javier Cano Ramos

  • Revisar la obra y la trayectoria del pintor y escultor Ángel Duarte supone fijar unas coordenadas temporales, establecer una serie de relaciones que nos aproximen a la gestación de uno de los trabajos más interesante de nuestro panorama artístico con una proyección internacional indiscutible. Ángel Duarte representa a determinados artistas cuya labor es ampliamente conocida fuera de nuestras fronteras, aunque, paradójicamente, en España el nombre sólo se asocia a los círculos próximos al movimiento normativo y siempre dentro del Equipo 57. Ello se debe, en primer lugar, al compromiso ético adquirido al iniciarse la década de los años cincuenta, mantenido a ultranza a lo largo de toda su vida, para defender la autoría colectiva en una época en la que la "genialidad individual" se impuso . Y, en segundo lugar, este desconocimiento ha de achacarse a la vinculación que tuvo con la vanguardia parisina de la década de los sesenta y de los setenta. Pero tampoco hemos de olvidar, al margen de las lagunas existentes que se tienen sobre su vida, que han sido muy escasas las exposiciones de sus esculturas y pinturas en España después de la muerte del general Franco, cuando supuestamente se incorporó a la escena nacional. Estos tres motivos han sido decisivos a la hora de abordar la investigación.

    Efectivamente, su vida no es más que es la memoria de uno de los últimos movimientos vanguardistas. Su talante creativo se ha regido, durante más de cinco décadas, por su defensa de trabajo colectivo, por la defensa continua de unos postulados y la racionalidad, debiéndose admitir que es uno de los pocos artistas cuyo esfuerzo siempre ha apuntado en una dirección puramente social desde sus primeros pasos en Madrid y en una dirección experimental desde su estancia en París a partir de 1954, desde que inició aquella serie dedicada a la capital francesa y pintada sobre cartón, o desde los primeros pasos en la investigación del espacio hasta esos "caprichos", ejecutados como meros ejercicios y titulados Essais, de finales de los años noventa, o hasta esa obsesión por la estructuración que se trasluce en sus últimos trabajos presentados en la Galería Denise René, durante la primavera del año 2000, que Marcel Joray calificaba de alta precisión por tratar de buscar la totalidad absoluta.

    A la hora de adentrarnos en los entresijos de la vida y la labor de Ángel Duarte, no se le puede desvincular de todo el proceso histórico que vivió Francia y España en la década de los años cincuenta. Una época, según Catherine Millet, de debates, de indagaciones, de apertura a las grandes ideas . Y en este ambiente, en este cruce de caminos y pensamientos que los historiadores españoles hemos pasado por alto, Denise René desempeñó con valentía un papel muy significativo a la hora de situarle dentro de un contexto. . La defensa del arte abstracto geométrico que hizo desde su posición, hoy hemos de entenderla como la plataforma desde donde se hizo frente a la idea de creer, como pretendió Charles Estienne, que esta tendencia no era sino una cuestión académica. Basta señalar Tendance de l'art abstrait, donde reunió en 1948, en la posguerra, una veintena de nombres como los de Mondrian, Arp, Herbin, Bill A esta atmósfera, demasiado densa, cabe añadir la situación concreta de la década española de los cincuenta para entender el origen y el papel de la obra duartiana. Una época en la que la última vanguardia hizo su aparición y se inició una quiebra del sistema en el seno del franquismo con la aparición de una España crítica. Un tiempo inexplicable sin la apertura que promovieron algunos intelectuales (a tenor de de cierta comprensión del arte más renovador ) y sin la moral colectiva de muchos artistas que se enfrentaron a los sectores más reaccionarios y buscaron una identidad que fuera más lejos de las estrechas fronteras trazadas desde algunos sectores políticos del gobierno. Recientemente, en la presentación del libro Las voces del diálogo, Jordi Amat hace una aclaración bastante significativa sobre la generación que al mediar el siglo se comprometió para intentar "corregir" la cultura impulsada desde las instancias franquistas y liberar de manera "sustantiva" el panorama que se había planteado en los años de posguerra. Como señala el joven filólogo, su afán no fue otro que intentar franquear la autarquía, existente en todos los ámbitos, y ensanchar unos márgenes que fueran más allá de los Pirineos: la recuperación de los "expulsados del canon oficial" se unieron otros principios que conformaron un modelo diferente, encaminado a "establecer tímidos contactos con el exilio, [a liquidar] las directrices estéticas que habían tratado de ocultar el valor del pasado y [a reestablecer] la vigencia del lenguaje de las vanguardias plásticas" . Y Ángel Duarte formó parte de clima esperanzador que aspiró a realizar un trabajo serio mejor que un trabajo estilístico. Prefirió junto a los miembros del Equipo 57, "estar en medio del fuego más que ser mariscales, véanse sus precios y su desdén hacia las firmas personales" . La racionalidad, la objetividad o el método experimental fueron los conceptos que le sirvieron para afrontar la hegemonía informal y el entorno sociopolítico . Sus reflexiones hablan de ello, de la pasión ética y la exigencia estética que se impuso durante los años que el Equipo funcionó, previamente en las Exposiciones al Aire Libre en Madrid, con el Grupo Y, con al AVA, la SPSAS o la labor pedagógica realizada en el Ferme Asile. Esta actitud fue una gran aportación a la nueva mentalidad que se encargó de realizar la transición del franquismo a la democracia, siendo determinante su contacto continuo con las corrientes culturales y con el panorama intelectual y científico europeo .

    Por otra parte, en el plano de la investigación Ángel Duarte defendió durante medio siglo en sus planteamientos la fusión del mundo externo que modela el pensamiento y la creación que surge de ese funcionamiento interno (independiente de la acción del mundo exterior); esto es, se esforzó por demostrar que existe una estrecha conexión entre la lógica y el entorno. A través de sus distintas etapas ha ido articulando un lenguaje explícito con el fin de descubrir y analizar esos dos campos tan parejos. Y durante esos años fue añadiendo a sus creaciones un valor estético incuestionable lejos de cualquier cuestión pintoresca. Supo que tanto en la plástica (de origen analítico) como en las matemáticas (sin ser matemático) "no se puede pintar sólo con brocha gorda; en algún momento hay que incluir todos los detalles" o, como afirmó en su día Henri Poincaré, "no se pueden expresar pensamientos imprecisos o nebulosos" . En este sentido, toda su obra se ha basado en buscar formas a través de las funciones analíticas, sencillas en apariencia, para establecer un nexo entre el cálculo propiamente dicho y las propiedades de los objetos geométricos. De aquí ha surgido un universo diferente que nosotros lo percibimos desde un punto de vista formal mediante las matemáticas, a través de las leyes y sus hechos, responsables, en definitiva, de esa toma de conciencia que nos ha querido transmitir a la hora de enfrentarnos a la Naturaleza. Una funciones analíticas que han definido series infinitas sobre la superficie de otra realidad, la de la pintura o la escultura, ligadas a propiedades físicas y a un espacio fundamentalmente abstracto y con una gran repercusión psicológica.

    Por estos motivos, Ángel Duarte ha descrito una trayectoria basada en la matemática y su aplicación, en la abstracción, en los estudios topológicos que impulsó la Mathematics of the National Ukrainian Academy of Sciences de la antigua ciudad polaca de Lviv (hoy Ucrania), en el análisis funcional dentro de la geometría, en la búsqueda de las estructuras y el uso de las computadoras, en los procedimientos asimismo geométricos (recogidos también en los hallazgos de de Paul Cohen, Peter Novikoff, Hao Wang y Yuri Matiyasevich), en el comportamiento de la masa y el vacío, en su interrelación, y en la concepción del mundo objetivo mediante aproximaciones. Un universo que está enraizado en los principios universales que trajo la Ilustración con toda su carga argumental basada en lo racional y contrario al falso cientifismo, al individualismo, la desacralización radical, la pérdida de sentido y el relativismo generalizado de todos aquello que se ha erigido en sus detractores . En definitiva, Ángel Duarte fue un artista que se comprometió con una "construcción social del conocimiento" en contra de esa idea que se ha incrustado en el pensamiento occidental de "validez-igual" que ha desterrado la objetividad y la racionalidad .

    Esta vertiente netamente investigadora que analiza de manera pormenorizada el lenguaje plástico, le ha llevado más allá de las superficies de sus cuadros o de los paraboloides hiperbólicos de sus estructuras de acero inoxidable o revestidos de hormigón blanco. Y a través de sus estudios ha sabido conjugarla de una manera magistral con la concepción social del arte y su proyección en la propia sociedad. El valor no-referencial, tomado como soporte y como estímulo de su misma existencia, ha hecho posible que en sus trabajos confluyan el término de abstracción y el de realidad para que las formas y su geometría discurran paralelas al esencialismo del orden impuesto por la Naturaleza. Una huida incesante, iniciada en Madrid al mediar el siglo XX, de los esquemas simplificados que han regido el arte y a los que muchos artistas han recurrido - y aún recurren- . Ángel Duarte siempre tuvo presente que debe repararse en algo tan básico, como es esa necesidad de encajar la propia experiencia y su vertiente moral con el rigor que impone el orden, con la investigación y con los problemas que lleva aparejado la idea de representación, como, por ejemplo, el de las escalas o el de la correspondencia entre el espacio real y el mental o el alejamiento del abuso de los recursos fáciles que asocian esa neutralidad pretendida al relato (del que permanentemente huyó).

    No obstante, al enfrentarme a un estudio de la obra duartiana, conviene señalar, como punto de partida, la adscripción de este artista a la corriente que ha abanderado la renovación del pensamiento español y los planteamientos ligados a la modernidad artística a largo del siglo XX, a la idea defendida por muchos intelectuales dentro y fuera de España, en los entresijos del régimen franquista y en el exilio; una idea que siempre ha estado impregnada de principios liberales y democráticos. Esta breve reflexión, sin la que Ángel Duarte quedaría hoy como un creador aislado, nos ha posibilitado fijar con claridad una serie de juicios que, en definitiva, han servido para desarrollar las ideas fundamentales de su trabajo en el plano teórico y en la práctica: desde su interés por lo elemental, de influencia staëliana, pasando por su compromiso personal y colectivo con un arte alejado del sentido trágico de la existencia y ajustado a cuestiones menos temperamentales, hasta etapas más reflexivas (en las que sopesa el alcance de sus investigaciones) que se conjugan con desarrollos parciales de su proyecto plástico.

    Al revisar su paso por el Equipo 57 hemos incidido en la vertiente investigadora y social; dos cuestiones que marcaron sus etapas posteriores. Se ha creído conveniente no entrar a en un estudio histórico del grupo español por ser un terreno en el que han indagado varios historiadores del arte. Pero sí establecer una serie de puntos concretos en los que Ángel Duarte ha ido introduciendo una serie de herramientas tecnológicas que tienen una base manifiestamente científica. El Equipo 57 es, según nuestro criterio, uno de los inicios de la convergencia entre arte y ciencia que determinó en los mismos años sesenta una obra con gran fuerza visual e intelectual. Unos pasos que abrieron el gran periodo en el que se adscribió a la Nouvelle Tendace y cuando se produjo la complejidad de los sistemas empleados, incluido el uso del ordenador, para que la simple invitación para intervenir se convirtiera en una participación interactiva entre las obras y los espectadores. Fue, en este sentido, uno de los grandes pioneros del arte electrónico al considerar la obra y su recepción como algo lleno de significado estético, sociopolítico y cultural, dentro de ese espíritu que impregnó a las primeras vanguardias. Sus aportaciones al arte lumino-cinético, sin ir más lejos, están bien presentes en sus grabados. Al ser este un tema crucial le hemos dedicado un amplio capítulo donde se estudia los nexos que nuestro artista tuvo con la Nouvelle Tendance, sirviéndole como plataforma para iniciar una vía personal y conjugarla con otra colectiva al fundar el Grupo Y en el Valais suizo, estudiado por primera vez aquí, siguiendo las pautas apuntadas por la profesora Inmaculada Julián en su libro "El arte cinético en España", editado en 1986.En 1966, una vez disuelto el grupo oficialmente, Ángel Duarte hizo frente a los nuevos retos en solitario, aunque a finales de esa década fundara el Grupo Y. Cuatro años más tarde, en 1970, con la publicación de su manifiesto sionés, se integró, finalmente, en la Nouvelle Tendance , colaborando con los distintos colectivos que aparecieron en Francia, Italia, Alemania o la Unión Soviética, exponiendo sus obras en toda Europa y América y consolidándose su reconocimiento internacional.

    Pasada la década de los años setenta, aunque todavía formaba parte de esta tendencia, Ángel Duarte fijó sus objetivos, exclusivamente, en una plástica tridimensional con el fin de investigar, con su firma propia, sobre los conceptos de superficies mínimas, la unidad de movimiento en los módulos, la cuantificación espacial, la importancia del color y la importancia de número y de los programas informáticos , pero sin abandonar sus inquietudes y preocupaciones sociales. Una militancia que se tradujo a final de su vida en una defensa de la identidad cultural europea frente a un mundo cada vez más globalizado o en resaltar el significado que tuvo para él la noción de ciencia, una idea que llevaba implícito el experimento, la observación, la hipótesis y la teoría, pero que no adquieren valor alguno si no se conjuga con otros elementos de cariz social , económico, político e, incluso, pasional por muy paradójico que nos parezca. Esta última etapa, compleja por desplegar varios frentes de actuación dentro y fuera de España y dentro y fuera de Suiza, concluye con una deriva informalista, lejos de cualquier reglamentación.


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