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Resumen de Del románico al gótico en la arquitectura Navarra

Carlos J. Martínez Alava

  • Entre el último tercio del siglo XII y el primero del XIII se construyen en el reino de Navarra un buen número de edificios religiosos de concepción estilística homogénea y notable monumentalidad.

    Se han conservado tres monasterios cistercienses masculinos (Fitero, La Oliva e Iranzu), uno femenino (Tulebras), una abacial benedictina (Irache), una catedral (Santa María de Tudela), cinco parroquiales urbanas de tres naves (San Pedro y San Miguel en Estella, Santa María y Santiago en Sanguesa y San Nicolás en Pamplona), algunas estancias de origen palaciego (San Pedro de OLite, Palacio Real y Palacio Arzobispal de Pamplona) y un buen número de templos menores tanto urbanos como rurales.

    A la rica tradición constructiva del último románico meridional, estos edificios añaden novedades que vienen de los centros artísticos septentrionales (Borgoña e Isla de Francia) y son filtradas, a menudo, por Aquitania y la Francia suroccidental. Su propia evolución estilística, inscrita en el amplio marco de la arquitectura meridional contemporánea, avanza hacia formas góticas especialmente patentes en la catedral de Tudela (nave mayor, 2 1/3 del siglo XIII). Este rico periodo de la arquitectura navarra termina con la irrupción del Gótico Clásico que renueva las plantas y buena parte de los alzados (a partir de la colegial de Roncesvalles, aprox. 1220). No obstante, durante el segundo tercio del siglo XIII ambas realidades arquitectónicas se solapan y se funden hasta que las propuestas más modernas se imponen a una realidad artística menos creativa y vigorosa.

    En el marco de una arquitectura de reducción, pragmática y seriada, parte de los elementos estructurales fijados entonces seguirán vigentes todavía durante el siglo XIII y buena parte del XIV, definiendo tanto monasterios mendicantes como parroquiales rurales.


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