El episcopado de Juan José Díaz de Espada (1802-1832) ha recibido una atención preferente por parte de la historiografía cubana, que ha destacado la actividad reformista de este obispo a favor de la salud pública y como promotor de las ciencias y de la educación. Particularmente, se ha incidido en el impulso que el obispo dio a la renovación de las enseñanzas en el colegio seminario de La Habana, donde se formaron y enseñaron destacadas figuras del pensamiento cubano decimonónico, como el presbítero Félix Varela y José Antonio Saco, bajo la protección de este obispo.El interés sobre estas cuestiones ha ensombrecido otros aspectos de su gobierno eclesiástico que resultan fundamentales para comprender el papel de la Iglesia habanera en unas décadas en que se consolidó el modelo económico y social sobre el que Cuba asentó su desarrollo a lo largo del siglo XIX. Dentro de la tendencia general de reforma de la Iglesia que impulsó la monarquía borbónica y que continuó la línea de la política eclesiástica de Carlos III, las reformas eclesiásticas de Díaz de Espada fueron encaminadas a conseguir un mayor acercamiento de la institución eclesial a una población creciente y a establecer un modelo de Iglesia al servicio de los intereses de la Corona, de quien el obispo fue el mejor representante.
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