En 1883, se construyó la Casa de Expósitos de Vizcaya, a expensas de la Diputación, para dar asistencia y buscar una salida social a la infancia abandonada. El Establecimiento ofrecía pequeños salarios benéficos a las nodrizas que se prestaban a criarlos hasta los 7 años de edad, y posteriormente, a familias que los prohijaban de por vida.
Las leyes vigentes impidieron durante muchos años que los expóxitos pudieran ser formalmente adoptados. Estos niños sólo se pocían prohijar, lo que nunca les vinculaba legalmente con las familias receptores, al tiempo que permitía a los padres naturales reclamarlos en cualquier momento.
Al principio, los médicos que atendieron a los niños de la Casa de Expósitos, fueron los mismos que asistieron los partos en la Casa de Maternidad. En 1924, se separaron las especialidades de Puericultura y Ginecológica, contratando a un médico distinto para dirigir cada una de las Casas, que aunqued relacionadas por el concepto de maternidad, desde un punto de vista médico se distanciaban sustancialmente.
En 1958, se reformó la Ley de Adopciones para permitir a la población, por primera vez, la adopción plena de expósitos, si en un periodo maximo de 3 años no habian sido reclamados por sus padres. Esta ley se revisó en 1970, para limitar a 6 meses el tiempo de espera antes de concedernos en adopción.
Paralelamente al desarrollo legal, la asistencia médica benéfica, tradicionalmente asentada en la provincia para atender las necesidades de las clases sociales menos favorecidas, paso a depender de la Seguridad Social.
Ambas cosas terminaron con la ocupación laboral de la Casa de Expositos.
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