El trabajo analiza una de las coyunturas más decisivas en la evolución de la mita de Potosí, el sistema de coacción laboral a través del cual la Monarquía reguló, desde los años setenta del siglo XVI, al abastecimiento de mano de obra para esa explotación argentífera. La constante oposición de los grupos sociales de implantación rural afectados por ella (indígenas, hacendados, clero, funcionarios locales) se tradujo, casi desde sus años iniciales, en una serie de efectos disruptores en la organización demográfica y económica de esas zonas, que se reflejaban tanto en la caída de los flujos de trabajadores mitayos hacia las minas, como en otra serie de efectos que, en último término, representaban una merma del control (demográfico y fiscal principalmente) de la Monarquía sobre aquellos territorios.
En los cincuenta años que median entre 1680 y 1732, la Corona intentó, por primera y última vez, medidas de largo alcance para la solución del "problema potosino".
Al intento de revitalizar el sistema coactivo en términos similares a los de su momento fundacional (Numeración General del virrey Palata, 1683-1689), sucedió la drástica revisión del sistema de repartimientos mineros emprendida bajo la administración del virrey Monclova, con el repartimiento de 1692 como manifestación más destacada, y durante la cual se planteó seriamente, desde los cuadros burocráticos peruanos, la conveniencia de suprimir la mita potosina y reorganizar en su conjunto el sistema económico de la región.
Frente a la historiografía precedente, el trabajo intenta un enfoque que pone en relación la documentación "oficial" sobre la mita (la imagen del problema en la administración y las propuestas y soluciones planteadas) con el análisis de esas cuestiones (la centralidad productora de Potosí, la situación socio-demográfica de los pueblos indígenas, etc.) desde otras fuentes documentales que pueden ofrecer una pe
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