Consecuencia lateral de la primera circunnavegación del globo culminada por Juan Sebastián del Cano en 1522, el paso de la expedición magallánica por el grupo insular que emerge al norte de las Molucas conllevó el descubrimiento de un nuevo escenario para la expansión europea, que la expedición de Miguel López de Legazpi abrió definitivamente en 1565 con la fundación del primer establecimiento hispano en Cebú, base de partida en la conquista de las tierras que habían de constituir Filipinas. En este contexto, la reconstrucción de las culturas del Archipiélago en el periodo crítico anterior a la transformación que provocó la conquista hispana, propósito central de la tesis, depende de la información suministrada por las crónicas coloniales más tempranas, documentación en castellano que constituye el único recurso disponible para la historia del siglo XVI, dada la ausencia de fuentes locales, inestimable a pesar del sesgo que deriva de la perspectiva unívoca del conquistador.
Con el fin de ordenar en cierta medida la multiplicidad étnica y lingüística existente, en primer término conviene clasificar en cuatro grandes grupos el mosaico de culturas que caracterizaba el denominado archipiélago de San Lázaro según la expresión acuñada por Magalhães en 1521. En primer lugar por orden de antigüedad, los aytas representaban la descendencia de los primeros pobladores humanos, que habían llegado al Archipiélago por vía terrestre antes de la elevación del nivel del mar que sucedió a la última glaciación, hace más de 20.000 años. Aunque las distintas comunidades no formaban un conjunto homogéneo, ciertos caracteres étnicos, lingüísticos y culturales, la economía de caza y recolección entre ellos, marcaban profundas diferencias con el resto de pobladores.
Los grupos musulmanes de Mindanao, Sulu, Palawan y el sudoeste de Luzón formaban parte junto con las Molucas de una red comercial dominada por el sultanato de Brunei, talasocr
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