A partir de 1945, con tres ministros de la ACN de P en el gobierno, se impondrá en la Asociación como línea oficial el apoyo incondicional a Franco. Herrera Oria, obispo de Málaga a partir de 1947, orientador principal de la ACN de P, intentará llevar a la práctica un proyecto político-cultural para el afianzamiento del régimen español.
Ese proyecto consistía en la democracia orgánica o comportativismo como ámbito general, apoyado en una base firme en la que estuvieran unidas todas las fuerzas del 18 de Julio, incluyendo las tendencias menos católicas.
Esto se refería, esencialmente, a los herederos ideológicos de la Institución Libre de Enseñanza y de Ortega Y Gasset. En el gobierno, fueron sus principales aliados Alberto Martín Artajo y, sobre todo, Joaquín Ruiz-Gimenez en su época de ministro de Educación Nacional (1951-1956). Este llevó a su equipo a representantes muy carcterizados de la línea antes mencionada, singularmente a Pedro Laínentralgo y a Antonio Tovar. En la Asociación, la apertura hacia las corrientes intelectuales menos católicas fue combatida por su presidente, Fernando Martín-Sánchez Juliá, aunque el planteamiento de democracia orgánica confesional fue aceptado plenamente.
El conflicto entre Ángel Herrera y Fernando Martín-Sánchez terminó con la salida del segundo de la presidencia de la Asociación en 1953. Hubo, sin embargo, un grupo de hombres dentro de la ACN de P que se negaron a poyar a Granco, siendo partidarios de la entronización de D. Juan de Borbón.
Este grupo, encabezado en el exilio por José María Gil-Robles y en España por Francisco de Luis, se hizo fuerte en La Editorial Católica, la empresa más emblemática de la ACN de P, editoria de diarios y libros de gran difusión.
Tanto Herrera como Martín-Sánchez combatieron a este grupo, que fue obligado -finalmente- a abandonar La Editorial Católica en 1958.
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