Esta etnografia histórica tiene como ámbito espacial, temporal y cultural la España de 1830 a 1940, y como objeto de estudio: la realidad cultural de la nodriza doméstica pasiega en el ejercicio de la lactancia asalariada entre las clases más acomodadas del país: aristocracia, alta burguesía urbana y Casa Real.
Un oficio prácticamente invisible en la historia del trabajo femenino y que por los datos obtenidos a lo largo de la investigación nos permite ver la importancia que ha tenido la leche a partir de la actividad de la lactancia en su doble vertiente simbólica: alimento y fluido corporal.
Por un lado, la leche pasiega se presenta como un signo de distinción culinaria para el niño lactante como para la familia que la contrata, es una leche "realenga". Y por otro, la leche es un fluido coporal, que en caso de ser compartido es capaz de construir identidades (hermano/a de leche, madre de leche ..), y establecer relaciones entre personas denominadas desde el punto de vista "emic" o local como parentesco de leche. Si partimos de la premisa de que el parentesco de leche es una construcción cultural que tiene finalidades diversas según los intereses de cada cultura o sociedad (establecer alianzas, evitar futuros matrimonios por el tabú sexual que conlleva en algunas sociedades, sobre todo musulmanas..), esta realidad cultural no es una excepción. En este contexto el parentesco de leche tiene la eficacia simbólica de relacionar y emparentar a dos grupos hasta ahora poco o nada relacionados: un campesinado y una elite urbana y con ello amortiguar, en la medida de lo posible, la fuerte distancia que separa a esta sociedad que tiene en las clases sociales el principio de estratificación social.
Es decir, tanto la productora: la nodriza, como el producto que genera: la leche, se presenta como un símbolo dominante de género que sólo puede ser entendido y analizado dentro de un contexto cultural concreto de acción des
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