Temporalidades bienes económicos de que disponía la compañía de Jesús de Chile para sostener casas colegios misiones y trabajos pastorales fueron adquiridas por la orden por donaciones y legados de particulares como asimismo por compra y mercedes reales. Estas temporalidades fueron desarrolladas y acrecentadas mediante el trabajo creador y productivo y planificado a que fueron sometidas por los regulares de tal modo que al tiempo de la expulsión constituían una riqueza económica de considerable valor que fue ocupada por la autoridad real. Enajenados los bienes pasaron a dominio privado formando un fondo capital cuyos últimos restos se incorporaron al real erario terminando así con esa importante riqueza material.
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