La tesis se inscribe en un contexto socio-educativo específico, caracterizado por las transformaciones que han afectado en los últimos años del sistema educativo, y por la presencia creciente de los niños y niñas de origen inmigrante. El interés se centra en la cuestión de en qué forma la escuela, siendo el agente inculcador por excelencia de "la" cultura, enfrenta la tensión inevitable entre la existencia de "formas culturales" legitimadas social e institucionalmente y los postulados de una educación "en la diversidad", que propone, al menos teóricamente, compatibilizar la educación escolar, hace especial hincapié en la descripción de los procesos de enseñanza aprendizaje y en las formas de relación con el saber y la cultura que la escuela induce y transmite. En ella se analiza la perspectiva de los docentes, de las instituciones de apoyo a la infancia, y de los propios alumnos.
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