El cambio político en Argelia (1988-1992): Análisis sistémico de una transición discordante

• Autores: Rafael Bustos García de Castro
• Directores de la Tesis: Santiago Petschen Verdaguer (dir. tes.)
• Lectura: En la Universidad Complutense de Madrid ( España ) en 2004
• Idioma: español
• Tribunal Calificador de la Tesis: Paloma González del Miño (presid.), Antonio Palazuelos Manso (secret.), Iman-Amina Ouenzar (voc.), Gema Martín Muñoz (voc.), Juan Montabes Pereira (voc.)
• Materias:
  • Ciencias jurídicas y derecho
• Enlaces
  • Tesis en acceso abierto en: Docta Complutense
• Dialnet Métricas: 2 Citas
• Resumen

  • Entre 1988 y 1992, Argelia conoció una verdadera acumulación de cambios políticos, algunos fugaces y otros duraderos, entre los que sobresalieron el fin de monopartidismo del FLN tras las revueltas de octubre, la victorias electorales del FIS, la liberalización económica que enterró el socialismo planificado y el golpe de Estado que apartó al FIS de su ascenso al poder.

    En esta tesis, realizamos un análisis sistémico de esas transformaciones, es decir, un análisis minucioso de las acciones y decisiones de los protagonistas a partir de la conceptualización del ordenamiento argelino como un sistema político, entendido, conforme a la teoría general de sistemas, como un conjunto integrado de estructuras, funciones, dinámicas y propiedades susceptibles de hacer crisis.

    El objetivo de las investigación es aclarar ciertos interrogantes históricos que aún pesan sobre el proceso y determinar por medio de un razonamiento lógico-deductivo la naturaleza exacta del cambio político en Argelia. Si, en propiedad no, puede hablarse de una transición democrática fallida ni tampoco de una mera gestión autoritaria de crisis, ¿qué fue entonces esta etapa de cambios políticos?.

    Fue en primer lugar, una transformación doble --política y económica-- bloqueada gradualmente por efecto de su descomposición. En segundo lugar, fue un prototipo de transición discordante, ya que situó en posiciones irreconciliables a los actores domésticos, incomodó sobremanera a las potencias occidentales y desbordó el marco teórico que los analistas y expertos habían establecido para las transiciones a la democracia.