Los rehenes cumplían un papel esencial en la diplomacia de la Antigüedad Clásica, especialmente durante la Roma republicana. Su principal función era la de actuar como garantía del correcto cumplimiento de los acuerdos establecidos entre Roma y sus oponentes. No obstante, las fuentes clásicas ponen de manifiesto que se trata de una figura realmente compleja y que la toma y entrega de rehenes recibía en el mundo antiguo un valor que superaba el de simple aval.
Partiendo de los numerosos testimonios transmitidos por los autores clásicos, se plantea una nueva definición y clasificación de los rehenes en época romano-republicana.
Por otro lado, se hace un nuevo enfoque sobre la figura del rehén, considerando en primer lugar la función social que desempeñaban, con especial atención al proceso de integración en el que se veían inmersos y a las repercusiones que se derivaban del mismo, tanto durante su estancia en Roma como tras el regreso a su lugar de origen. En segundo lugar se estudia la función política asociada a los rehenes a través del valor que adquirieron para la aristocracia medio-republicana, destacando expresamente la gens Cornelia y la figura de Julio César. Por último, se analiza la profunda carga ideológica creada en torno a los rehenes, especialmente en el momento en el que los romanos pasan a utilizar como tales a sus propios conciudadanos, desvirtuando de esta forma las principales características asociadas a los mismos.
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