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Resumen de La historiografía española de los años cincuenta. La institucionalización de las escuelas disciplinares, 1948-1965

Miquel Àngel Marín Gelabert

  • Difícilmente puede, quien hoy se asome a la década de los años cincuenta desde la perspectiva de la historia de la historiografía, abstraerse a una visibilidad gremial producida esencialmente en los años ochenta y noventa, que conecta una miscelánea de imágenes genéticas, épicas y, en definitiva, míticas, producidas y socializadas en su mayoría desde la memoria institucional o de escuela, cuando no directamente desde la memoria autobiográfica. Y la percepción contextual, además, apenas puede desligarse de dos fenómenos historiográficos revolucionarios producidos en el contexto socio-profesional de dos comunidades tan dispares como la francesa y la británica: el ascenso de la Escuela de Annales en Francia y la pujanza del marxismo cohesionado en tomo a la revista Past and Present en Gran Bretaña.

    Grosso modo, se ha transmitido una imagen de la década como punto de inflexión generalizado, dirigido hacia una renovación radical de la historiografia española e internacional, con una serie de vectores ideológicos y metodológicos cuya plena realización fue llevada a cabo tres décadas después.

    Desde la perspectiva de la autocomplacencia y en consonancia con un pacto paralelo extendido en ámbitos políticos -uno de los cuales sería la práctica de la Historia profesional-, la década de los años cincuenta ha pasado en España por ser aquella cuyas acotaciones cronológicas comprenderían desde la conversión annaliste de Jaime Vicens Vives tras su participación en el IX° Congreso Internacional de Ciencias Históricas celebrado en París hasta su muerte el 28 de junio de 1960 en un hospital de la ciudad francesa de Lyon, y cuyas características esenciales dibujarían la primera recepción de la historiografía internacional a través de la mencionada escuela francesa, la irrupción del contemporaneísmo como sección investigadora, la asunción de los métodos y enfoques propios de la historia económica y social, y fmalmente la substitución generacional en la comunidad profesional; configurando, en síntesis, una década de frontera entre la consolidación impositiva de la historiografia del nuevo Régimen y la incorporación definitiva al contexto intemacional.

    Sin embargo, desde la perspectiva investigadora de la historia de la historiografia española contemporánea se impone la necesidad de la construcción de objetos basándose en la observación comprensiva de la globalidad de la comunidad profesional de historiadores y de la tarea intelectual del historiador individual como una forma efectiva de evitar la excesiva focalización en torno a generaciones, escuelas o personajes bajo el manto de cuyo prestigio o devenir posterior podría soslayarse la propia historia de la disciplina.

    Rastrear, en este sentido, los antecedentes genéticos del actual estado de cosas en la comunidad profesional de historiadores españoles puede hacer caer en una serie de trampas conceptuales y de enfoque. La mayor de estas trampas sería rastrear las principales características actuales en el pasado como aquellas características cuyo rastreo es prioritario e imponer una suerte de dialéctica entre cambió y continuidad, dibujando con ello los contornos y la dinámica de un proceso prediseñado, sancionando, en fin, el olvido histórico como una forma de memoria histórica.

    En esta investigación vamos a intentar realizar un doble recomido sobre la historiografía española de los años cincuenta como un proceso esencialmente ligado, por una parte, a la configuración de una comunidad profesional en un contexto político y social que demandó de ella una función determinada -y cambiante-; y por otra, como el proceso de construcción de una actividad científica en plena gestación disciplinar.

    Este planteamiento implica la necesidad de exponer dos tipos de justificaciones previas: las que expliquen la acotación cronológica del proceso y las que expliciten la construcción general del objeto de observación y análisis. En primer lugar, en referencia a la compartimentación cronológica, al identificar la década de los años cincuenta vamos a designar en realidad un periodo cronológico más extenso que contempla más de tres lustros y que viene determinado por un conjunto de características que hacen de él una coyuntura historiográfica desde la perspectiva del proceso general de la construcción contemporánea de la historiografia española.

    Estaríamos esencialmente ante el momento de normalización de las prácticas comunitarias (en ambos sentidos: se regularon las prácticas comunitarias y éstas devinieron parte integrada del paisaje) tras la ruptura bélica, la toma del poder académico e intelectual y la imposición de la interpretación de la Historia de España por parte de los vencedores en la Guerra Civil. La coyuntura de normalización vendría acotada por dos umbrales cronológicos que comprenderían aproximadamente los años 1948-1950 y


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