La Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) es uno de los retos que plantea el siglo XXI a la actividad empresarial. La RSE supone para las empresas la integración de objetivos sociales y medioambientales, junto a los tradicionales objetivos económicos, que les permitan establecer un modelo de sostenibilidad y de gestión de las externalidades, positivas y negativas, que generan.
Palabras como voluntariedad, grupos de interés, medioambiental, económico y social se combinan buscando un equilibrio que encuentra su estado óptimo en función de la sensibilidad de la empresa ante estos planteamientos. La empresa desarrolla su actividad al mismo tiempo que busca un papel más activo en la sociedad.
Cuando las empresas asumen su responsabilidad social, los trabajadores, consumidores y ciudadanos establecen vínculos duraderos con ellas. Este es el reto que se marcan las empresas que integran la RSE en su actividad y el sector de la construcción no puede estar al margen de este modelo de gestión, lo que supone adoptar una serie de estrategias que son el objetivo del análisis de esta investigación. En consecuencia, la RSE promueve el desarrollo sostenible por su visión holística, al considerar los impactos sociales, económicos y medioambientales de cualquier actividad empresarial.
Asimismo, el sector de la construcción es causante de una parte importante de los impactos que tienen lugar durante la fabricación de materiales y productos de construcción y en las fases de edificación, uso y posterior demolición. La RSE, por tanto, es una estrategia fundamental para las empresas que desarrollan esta actividad económica.
Un término que ha adquirido una gran relevancia en el sector de la construcción y que se ha acentuado en los últimos años es «sostenibilidad», aspecto integrado dentro de la RSE La integración de la RSE es el objetivo de las empresas que deben seleccionar adecuadamente sus iniciativas y la forma de llevarlas a la práctica, para que las vertientes social y medioambiental, además de la económica, formen parte del carácter de la organización —empresa o institución— incorporándolas en su estrategia. Las personas que forman parte de las empresas, son los principales actores de este cambio, por lo que se debe aspirar a que este comportamiento sea parte de sus rutinas y que no lo perciban como algo extraño, obligado o improvisado.
Un buen ejemplo de indicador es el que propone la metodología MIVES, que se desarrolló a principios del segundo milenio y en pocos años la Instrucción de Hormigón Estructural la introduce en su Anejo 13. En palabras de Pons et al. (2016), la revisión que han hecho de las herramientas para la evaluación de la sostenibilidad confirma que no existe un método capaz de evaluar todos los casos, pero MIVES sirve para evaluaciones holísticas de sostenibilidad de casos específicos.
Partiendo de estas premisas, en el primer capítulo se desarrolla, el planteamiento que se ha llevado a cabo para realizar esta investigación, a través de la introducción del objetivo general y la estructura de la presente tesis doctoral. Se comenzó por realizar una revisión exhaustiva de la literatura existente que apoya el planteamiento de las hipótesis para el desarrollo de la parte teórica. Utilizando de forma rigurosa la información contenida en libros, artículos académicos revisados por pares —peer-reviewed—, páginas web especializadas, leyes, reglamentaciones y, en general, fuentes que tratan el tema central de esta investigación, con la atención puesta en el sector de la construcción, en aquellos casos que no ha sido posible se ha optado por estudios de otros sectores.
En el tercer apartado, se explican las fuentes primarias y secundarias empleadas para la revisión de los aspectos teóricos y prácticos que enmarcan y justifican el contexto.
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