Desde la década de los sesenta algunos indicadores socioeconómicos permiten hablar de una incipiente sociedad de consumo en España. Desde entonces la evolución social, política y económica en nuestro país ha sido considerable. En este estudio se sostiene la idea de que existe una influencia recíproca entre el consumo y la evolución social. Se tratan de explicar aquí las tendencias de consumo -en equipamiento doméstico- a partir de diferentes variables sociodemográficas. En líneas generales, se puede concluir que en una sociedad de consumo desarrollada, donde el acceso a los bienes superiores está democratizado, las diferencias van más allá de la típica variable ingresos, para centrarse en aspectos más sutiles relacionados con los estilos de vida. Pero además, no nos centramos sólo en lo estrictamente cuantitativo (número de televisores, microondas o lavadoras) como se suele hacer, sino que pretendemos destacar los aspectos sociales del consumo. Sostenemos aquí la tesis de que los objetos de consumo unen a su función material una función social, influyendo en muchos aspectos relevantes de nuestra vida. De manera que, tomando como eje del análisis al equipamiento doméstico, se ha comprobado cómo la presencia -o ausencia- de dicho equipamiento cambia los hábitos en la vida cotidiana.
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