Silvia Cristina Mantilla Valbuena
La llegada de la tercera ola de la globalización produjo un cambio cualitativo en la evolución del conflicto armado colombiano que propició su transformación, prolongación y agudización en el transcurso de las dos últimas décadas. Esta presunción supone no obstante, que si bien la dinámica de la globalización no ha sido el único factor determinante de las recientes transformaciones del conflicto, ha sido un aspecto definitorio sin el cual no sería posible entender y explicar su particular evolución.
Partiendo de este supuesto, se puede afirmar que el grado explicativo de los factores globales en el desarrollo del conflicto ha venido creciendo de manera significativa, en tanto que la globalización ha introducido profundos cambios estructurales que han modificado los tradicionales parámetros de ordenamiento territorial, poder y autoridad. Estas nuevas condiciones se han constituido en un factor que explica la reconfiguración los factores tanto internos como externos del conflicto y permiten entender con mayor precisión los cambios más recientes en su dimensión e intensidad.
Como parte de este nuevo marco explicativo el cambio más relevante es que el conflicto ha dejado paulatinamente de estar adscrito a los tradicionales límites del Estado nación, para convertirse en un fenómeno a la vez más global y más local. Así por ejemplo, mientras los actores armados y sus estrategias de guerra se encuentran cada vez más anclados a las esferas de dominio y de acción local, algunas de sus fuentes de financiación, así como la intervención de terceros agentes en la dinámica de la guerra, entre otros aspectos que definen claramente el desarrollo del conflicto, están más claramente vinculados con los procesos del contexto global y transnacional. Desde esta perspectiva, la idea de lo ¿glocal¿ se constituye en la herramienta central para explicar la evolución del caso colombiano en particular, pero en general, solo puede ser útil si se redefine en función de la nueva estructura de asimetría global y regional que se explica en virtud de la intensificación de los desequilibrios económicos y sociales entre los países del norte y los países del sur.
En términos generales esta investigación se basa en la hipótesis de que en las dos últimas décadas el conflicto colombiano ha sufrido un proceso de transformación que se encuentra íntimamente ligado a los efectos y dinámicas propias del contexto de la globalización. Esto se ha producido fundamentalmente por tres razones: 1. Por el impacto económico del nuevo contexto de la globalización y del modelo de apertura neoliberal que produjo la reconfiguración del Estado nación y con ella el surgimiento de nuevas condiciones económicas y territoriales que prolongaron y profundizaron el conflicto, 2. Por las nuevas oportunidades que el contexto global le ofreció a los actores armados para desarrollar su economía de guerra a través de los vínculos estrechos con las economías ilegales de carácter global, y 3. Por la implementación de las políticas globales de seguridad en el país, que vinieron a complejizar y profundizar los efectos en la crisis social y humanitaria.
Así mismo y en un análisis de la guerra en un escenario específico como es la frontera colombo ecuatoriana se puede evidenciar la nueva estructura ¿glocal¿ del conflicto en la medida en que tanto las tendencias económicas propias de la globalización, como la nueva economía política de los actores armados y la implementación de las políticas globales de seguridad en este territorio específico, han tenido un efecto directo y significativo en la reconfiguración y la intensificación del conflicto a un nivel local.
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