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Resumen de La châtelaine de Vergy y sus transformaciones literarias

Elisabeth Fernández Combaz

  • Los estudios sobre narrativa lírica suelen partir de que esta modalidad literaria tiene lugar en nuestro siglo al desarrollar una narrativa subjetiva y poética, frente a la novela realista del siglo XIX (Freedman, R. Gullón, D. Villanueva, etc...). Hablar, pues, de novela lírica en la Edad Media es hacer un planteamiento inédito en los estudios literarios actuales. Algún medievalista se ha acercado con esta sensibilidad a la narrativa del XIII (M. Zink), pero el planteamiento directo de la cuestión de la existencia de una novela lírica en la Edad Media lo hizo el profesor Fernando Carmona Fernández con el libro El Roman lírico medieval (Barcelona, 1988). Al estudiar la novela no artúrica de la primera mitad del XIII, observó que la intercalación de poesías líricas en algunas novelas de este periodo respondía a la voluntad de los autores de crear innovaciones compositivas armonizando elementos líricos y narrativos; así se manifiesta Jean Renart en el prólogo de la novela en la que por primera vez introduce esta innovación. Así, lo que se ha denominado como roman lírico es una realidad objetivable literariamente por el análisis de determinadas obras, pero también está ratificado por los autores medievales ya que en los prólogos manifiestan explícitamente su voluntad de crear una nueva especie literaria que responde a la denominación señalada.

    Con estos antecedentes, tiene especial importancia el estudio de La Châtelaine de Vergy y las distintas versiones y adaptaciones de este relato que llegan hasta el siglo XVIII, o hasta el XIX, si tenemos en cuenta algún libreto de la producción musical operística. En el relato anónimo del XIII, aparece la inserción lírica y el mismo relato es la narrativización del registro trovadoresco, siendo una obra representativa de la tradición lírico-narrativa. Nuestra investigación se desarrolla pues en las siguientes fases:

    1.- La Châtelaine de Vergy: texto y obra.

    Antes de centrarnos en el tema propiamente dicho de nuestra investigación que no es otro que el de la problemática de las fuentes, el género, así como el estudio del ciclo temático de La Châtelaine de Vergy, nos parece relevante hacer una síntesis de los aspectos generales tal como los elementos externos de la obra, es decir aquéllos que fundamentalmente se refieren a la obra como objeto físico que nos permitirán comprender mejor el espíritu de la obra que analizamos en la segunda parte del trabajo. Sin embargo, en nuestra investigación no pretendemos ser exhaustivos ni estudiar cada detalle de la obra, pues nuestro deseo es reflejar lo que, a nuestro entender, fue la intención del autor: recrear a su público con una obra puramente lírica que reflejaba los gustos de, al menos, una parte de ese público.

    Por ello, intentamos estudiar en qué grado y de qué manera el autor consiguió hacer vibrar y emocionar con su poesía no solamente a su público, sino también a los lectores de siglos posteriores hasta nuestros días, pues la literatura medieval pertenece a la misma lengua y civilización que han sufrido el paso del tiempo. Por ello, centramos nuestro trabajo en los temas puramente líricos de La Châtelaine. Por otro lado, al recopilar y recordar los principales estudios que se han hecho a lo largo de los años sobre el poema de la castellana, vemos cómo los aspectos más diversos de La Châtelaine han sido estudiados sistemática y concienzudamente.

    Por otra parte, "el ingente número de trabajos concentrados alrededor de determinadas obras" - como comprobaremos a lo largo de este estudio, ese es el caso de La Châtelaine - "permiten que muchos pasajes y expresiones del lenguaje hayan sido aclarados; y gracias a tan numerosas investigaciones, nunca como hoy, se puedan comprender determinados textos. Pero a la vez, se puede caer en una lectura tan mediatizada y tan pormenorizada que los árboles no nos dejen ver el bosque; una lectura parcelada y ralentizada en exceso puede diluir la percepción subjetiva y sensible del texto literario como tal." (Carmona,1999b:164). Opinamos que un trabajo de investigación, por ser necesariamente científico, no debe hacernos olvidar que el objeto de estudio es una obra de arte, y que el arte despierta sentimientos y emociones; por ello pensamos que ya ha llegado el momento de devolver a una obra tan estudiada como La Châtelaine su verdadera naturaleza poética.

    Así, esta primera parte está dedicada al estudio de la obra que nos interesa. En primer lugar, centramos el análisis en los distintos manuscritos encontrados y en varios problemas planteados a la hora de situar el poema en una dimensión espacio-temporal como la identidad del autor anónimo, la datación o la veracidad de los hechos narrados. Y, en segundo término, analizamos la composición del relato, resumiendo el argumento y dividiendo el poema en varios capítulos narrativos.

    2.- La problemática del género.

    Si bien es obvio que la clasificación genérica no es útil para gozar del encanto del poema sobre todo cuando ésta se hace a posteriori, nada más y nada menos que siete siglos después de la época de composición de la obra en la que el problema del género literario no era tan relevante como ahora, debemos apuntar que incluso en aquellos tiempos lejanos autores y público distinguían -a veces mucho mejor que nosotros- el tipo de obra del que disfrutaban. De lo que estamos seguros es que debemos estudiar la obra en el contexto de la lírica cortés pues "compte tenu de l'importance de la musique et des spéculations musicales dans l'univers médiéval, compte tenu également de l'influence qu'a très tôt exercée la lyrique occitane, où se mêlent indissolublement invention musicale et invention poétique, sur l'écriture romanesque" (Baumgartner,1991:77) no podemos obviar tal influencia en una obra que trata del amor cortés.

    Además sabemos que esta influencia se ejerció en ambos sentidos, no sólo de la lírica hacia la narrativa sino también de la narrativa hacia la lírica. Un ejemplo claro de esta relación ambivalente son las referencias a la leyenda de Tristán contenidas en las poesías de Bernart de Ventadorn, uno de los más célebres trovadores (Monson,1991:385-400). A pesar de que el estudio de las fuentes de una obra nunca sea del todo concluyente, vemos cómo, en la Edad Media más que en ningún otra época, los géneros, las obras y los autores se interrelacionaban de tal manera que no existía una obra o un género que a pesar de querer desmarcarse de la tradición anterior pudiera entenderse fuera de su contexto.

    J. Bédier ofreció la primera edición moderna de La Châtelaine presentando el relato como un "conte du XIII siècle" (1927), otros lo incluyeron en el género del fabliau, algunos en el de los lais e incluso en el de la novela o de la novela corta¿ En fin, vemos que la cuestión del género de La Châtelaine no dejó indiferente, pero por mucho que se haya estudiado no se ha llegado a ninguna conclusión clara. Sin pretender desacreditar a nadie ni resolver de manera inequívoca un problema levantado por tan ilustres críticos como P. Zumthor o G. Paris sin llegar a solucionarlo del todo, intentamos dar un nuevo enfoque a tan espinoso asunto. Muchos filólogos han abordado el tema del género de La Châtelaine desde el enfoque del amor cortés sin llegar a distinguir claramente un nuevo tipo de literatura. Todos intuían que obras como Le roman du Châtelain de Coucy et de la dame de Fayel o La Châtelaine eran distintas de las obras anteriores, pero ninguno antes de F. Carmona se atrevió a dar el paso de aislar un nuevo género literario. Antes de estudiar esta nueva especie literaria bautizada por F. Carmona roman lírico en verso, vemos cómo poco a poco el género novelesco se fue transformando y de qué manera los estudiosos del tema lo reflejaron en sus investigaciones.

    P. Zumthor o J. Bédier fueron conscientes de la necesidad de definir el género de la obra como genuino y novedoso pero fueron críticos como E. Sienaert o P. Lakits los que más se acercaron a una completa clasificación de ese nuevo género. E. Sienaert apuntó directamente a una fusión entre el elemento lírico y el narrativo, pero el crítico que mejor supo relacionar La Châtelaine con el creador del roman lírico en verso fue, sin duda, P. Lakits (1966:47-60). P. Lakits intuía que el poema anónimo marcaba una etapa en la transformación de la novela cortés. En efecto, el elemento lírico en La Châtelaine es tan importante que hasta algunas de sus principales fuentes son narraciones líricas. Así, en los lais, fuentes probables del poema del siglo XIII tal y como lo vemos más adelante, "el lirismo no sólo es un rasgo de origen, sino caracterizador, también en la estructura y composición." (Carmona,1998ª:84).

    Vemos, pues, cómo críticos como E. Sienaert o P. Lakits supieron entender la verdadera intención del autor de La Châtelaine, aunque nosotros pretendemos llegar aún más lejos en esta teoría. En efecto, opinamos que ese deseo del autor es más que un rasgo de la obra, pues, en nuestra opinión, se trata de crear una obra literaria perteneciente a un nuevo género. Así, la segunda parte de nuestro trabajo se basa en la propuesta de incluir La Châtelaine de Vergy en el género del roman lírico en verso definido por F. Carmona. A pesar del intento de varios críticos en aproximarse a una clasificación genérica del poema, el primero en conseguir una visión más completa del género al que pertenece este relato medieval anónimo es el director de esta tesis, D. Fernando Carmona. En esta parte, estudiamos la obra desde el punto temático, narrativo y lírico para destacar el parecido de La Châtelaine de Vergy con los demás relatos pertenecientes a ese nuevo género que armoniza el cant y el dit.

    3.- Antecedentes literarios de La Châtelaine de Vergy.

    Tras estudiar la obra en profundidad, centramos el análisis en las fuentes que influyeron con toda probabilidad en el autor a la hora de componer su poema. Tanto las fuentes clásicas (la Biblia y el mito de Fedra) como las fuentes medievales (lais, Tristan, Piramus et Tisbé) inspiraron al anónimo autor de la historia de la castellana. El poeta utilizó esas fuentes para encontrar un argumento que pudiera ilustrar la regla básica de la fin'amor (el secreto amoroso) que pretendía ensalzar narrando la trágica aventura de una fin'amans en un mundo repleto de obstáculos. Así, en el relato se transforman elementos narrativos y líricos encontrados en sus fuentes adaptándolos a la particular visión del amor del autor.

    El evidente carácter lírico de los lais, tanto en la temática como en la forma, explica su influencia en el autor de La Châtelaine de Vergy. En estos relatos, el elemento maravilloso y los rasgos corteses ocupaban un lugar destacado, pues, tal y como lo definía J-C. Payen, "en définitive, le lai est un petit conte en vers qui développe avec sobriété une intrigue romanesque dont la narration même [¿] prévaut sur le fond ou le sens, et qui cultive volontiers l'émotion contenue à travers un langage assez délicat" (Payen,1975:47). Así, los préstamos supuestamente efectuados por el autor a los distintos lais que analizamos (Lanval, Graelent, Guingamor) sugieren que el autor de La Châtelaine conocía la mayoría de los lais, cosa más que probable ya que estos relatos tuvieron gran éxito desde el momento de su composición, y que no dudó en inspirarse de ellos para crear su obra, aunque Lanval sea el que más haya inspirado al anónimo poeta del siglo XIII, por ser el que refleja "un esprit déjà courtois" (Wathelet-Willem,1961:665). En efecto, Marie de France procura en sus obras inspiradas en la materia céltica, hacer "d'un conte simple et parfois brutal une ¿uvre distinguée, policée, conforme aux goûts des cercles aristocratiques" (Ménard,1979:45), labor que llevó a término el autor de La Châtelaine de Vergy, adaptando la materia de los lais a la fin'amor trovadoresca, culminando así ese proceso de refinamiento de una materia antigua que todos conocían.

    Por otro lado, si estudiamos las fuentes de La Châtelaine, no podemos dejar de hablar de una leyenda que tuvo una gran influencia no sólo en la literatura de su época, sino en toda la literatura universal posterior a su creación. Por supuesto, hablamos de la trágica historia de amor de Tristán e Iseo, los amantes literarios que vivieron la más apasionada y desgarradora relación amorosa jamás contada. Pues, tal y como lo apuntaba L. Sudre en su estudio sobre la influencia de la leyenda en la literatura de la Edad Media (1886:534-557): "Les amours de Tristan et d'Iseut sont une des traditions poétiques qui ont le plus charmé, le plus frappé les esprits au moyen âge. A côté des poèmes de Béroul et de Thomas, qui traitent ce sujet celtique dans son entier, les nombreuses allusions à ces amours et à leurs péripéties dont sont parsemés les écrits des poètes, soit provençaux, soit français, soit même étrangers, entre le XII et le XV siècle, et aussi certains petits poèmes épisodiques qui se rattachent à cette même légende, nous sont une preuve précieuse de la connaissance profonde que chacun en avait et de l'intérêt que les lecteurs de ce temps prenaient à son souvenir" (Sudre,1886:534).

    Partiendo de esta premisa, no podemos dejar de hablar de la influencia de la leyenda en la obra del siglo XIII. Además, no debemos olvidar que los nombres de Tristán e Iseo aparecen citados en La Châtelaine, lo que evidencia el conocimiento, por otro lado lógico, de la historia de los desgraciados amores de Tristán e Iseo por parte del autor anónimo del poema. Recordamos que, en su monólogo final, la castellana cita a la pareja de amantes como símbolo y ejemplo de lealtad. Comprobamos que tanto en la forma como en el fondo, la leyenda de Tristán y la historia de la castellana de Vergy son muy próximas. Eso se debe principalmente al hecho de que, al igual que la leyenda de Tristán, "La Châtelaine est construite sur une alternance de contrats et de ruptures de contrats [¿] Le récit est l'histoire d'une dégradation irréversible, d'un cheminement inexorable du bonheur à la mort" (Gally,1989:125).

    Por último, al estudiar la relación de Piramus con el relato anónimo, vemos que la principal influencia de Piramus en La Châtelaine radica en esta dualidad amor-muerte que aparece como leit-motiv de ambos poemas. Las heroínas sobre todo sufren la transformación del amor, padecen miedo, rabia y ese amor anula el mundo exterior. Durante los siglos XII y XIII, dominan los mismos principios literarios que dan a todas las narraciones de la época un aire de parentesco y los designa como individuos de una misma especie nacida bajo la influencia de los modelos antiguos. "Les romans de Thèbes, de Piramus et Tisbé, d'Eneas et de Troie ont été les racines maîtresses d'un genre abondant qui s'est développé en rameaux multiples et variés, mais tous nourris de la même sève. Le roman français qui, sous ses nombreux avatars, a connu une si longue et triomphale existence, a reçu du génie latin la première étincelle de vie" (Faral,1983:419).

    Al analizar las fuentes de La Châtelaine, vemos cómo el autor pudo utilizar, de forma consciente o inconsciente, muchos textos anteriores a su obra, pero pensamos que esto no le desmerece en absoluto, pues ha sabido manejar la materia de la que disponía con el talento suficiente para hacer olvidar las fuentes creando un poema original e innovador. En realidad, lo que importa no son tanto las fuentes en sí como el sentimiento de amor que las une y que resulta ser el elemento clave de La Châtelaine. Pero, al fin y al cabo, lo importante no es tanto saber qué textos utilizó el autor a la hora de componer sino con qué intención compuso su obra, y en eso sí que nos ayuda ver qué tipo de textos influyeron en él. Por ello, hemos centrado nuestro trabajo en el estudio del texto de La Châtelaine para comprobar el arte único, incluso en las imitaciones de obras anteriores, que define al autor de La Châtelaine. Pues "combiner entre eux des éléments épars, former une oeuvre neuve avec des matériaux anciens, les adapter à un dessein personnel, n'est-ce-pas l'Art, au sens profond, étymologique du mot?" (Frappier,1936:215). El estudio de las fuentes no revela toda la originalidad de una obra, hay que intentar penetrar el espíritu y el arte del texto en su conjunto y adentrarse en las misteriosas intenciones del autor.

    4.- El ciclo literario de La Châtelaine de Vergy.

    Después de las fuentes del poema, analizamos las posteriores adaptaciones del relato. Por ello, hablaremos no solamente de las distintas redacciones de la obra, que no pasan de ser unas pequeñas variantes del poema original, sino también de las versiones que dieron otros autores de la leyenda de estos amantes que terminó por mezclarse e identificarse con la del Castellano de Coucy. Limitaremos nuestro estudio a las literaturas francesas y españolas, pasando por la italiana en cuanto que sirvió en varias ocasiones de enlace entre obras francesas o españolas sobre la leyenda de la castellana de Vergy, ya que las versiones existentes en otras literaturas como la inglesa, la alemana o la holandesa fueron estudiadas por E. Lorenz (1909) o M. di Maio (1996). En efecto, la historia de la castellana de Vergy gozó de mucho éxito, tal y como lo demuestran las numerosas obras en las que los protagonistas del poema aparecen, a menudo acompañados por una lista de amantes míticos tales como Tristán e Iseo o el castellano de Coucy y la dama de Fayel:

    - 1339: Regrets Guillaume comte de Hainaut escrito por Jean de la Motte.

    - 1349: Jugement dou Roy de Navarre de Guillaume de Machaut.

    - 1363-1364: Voir-Dit de Guillaume de Machaut.

    - Hacia 1368: Paradys d'Amours escrito por Froissart.

    - Hacia 1372: Livre pour l'enseignement de ses filles, obra del Chevalier de la Tour Landry.

    - Hacia 1373: Prison Amoureuse, otra obra de Froissart.

    - Hacia 1380: Ci commence le lay du désert d'amours de Deschamps.

    - Hacia 1380: Balade XLII, atribuida a Deschamps.

    - Antes de 1389: Songe du vieil Pelerin de Philippe de Mézières.

    - Entre 1400 y 1402: Debat des deuz amans de Christine de Pisan.

    - Antes de 1414: Echecs amoureux.

    - 1442: Champion des Dames de Martin Le Franc.

    - Segunda mitad del siglo XV: Jardin de Plaisance de Baudet de Herenc.

    - Finales del siglo XV: Placides et Timeo.

    - 1839: Le rouge et le noir, de Stendhal.

    Quitando esas obras en las que solamente se hace una referencia al poema que son la prueba de la gran influencia que tuvo este texto en la historia de la literatura y el motivo por el cual acabó mezclándose con la historia del castellano de Coucy, al referirnos al ciclo literario de La Châtelaine hablamos de una serie de obras que estudiaremos en este capítulo. Aunque podríamos limitarnos a seguir un criterio cronológico a la hora de analizar las que constituyen el ciclo literario de La Châtelaine, nos ha parecido oportuno elegir otro criterio, basado en los tipos de relaciones que mantienen las obras con La Châtelaine. Así, en primer lugar, encontramos obras que son adaptaciones, traducciones o bien prosificaciones de La Châtelaine, que siguen inspirándose principalmente en el argumento del poema anónimo de finales del siglo XIII:

    - Hacia finales de los años 70 del siglo XV: L'Istoire de la Chastelaine du Vergier et de Tristan le chevalier.

    - A finales del siglo XV: La Chastellene du Vergier.

    - Hacia 1540: La Chastelaine du Vergier.

    - En 1559: el Heptaméron, 70, de Marguerite de Navarre.

    - En 1573: Novelle, IV, 5, de Matteo Bandello.

    - En 1582: Histoires tragiques, esxtraictes des oeuvres italiennes de Bandel et mises en langue françoise, les six premières par Pierre Boisteau, surnommé Launay, les douze suyvans par François de Belle-Forest, Tome cinquième de François de Belleforest.

    - En 1599: Tragédie de Radegonde, duchesse de Bourgogne, de François Du Souhait.

    - Antes de 1602: El Perseguido de Lope de Vega.

    - En 1722: Histoire de la Comtesse de Vergi. Nouvelle historique, galante et tragique de Adrien, Comte de Vignacourt.

    - En 1779: La Châtelaine de Vergy de Legrand d'Aussy.

    Estas varias versiones del relato compuestas a lo largo de los siglos y en distintos países demuestran que, a pesar de no respetar la intención inicial del poeta anónimo del siglo XIII, un mismo argumento bajo formas tan dispares como la tragedia, la comedia, la epístola o el cuento, puede servir para ilustrar distintas ideas sobre temas tan diversos como el amor, la religión o la sociedad.

    Finalmente, la asociación de las parejas de la castellana de Vergy y del castellano de Coucy presente en el imaginario literario, unida a parecidos fonéticos, temáticos y líricos con el Roman du Chastelain de Coucy et de la Dame de Fayel, origina una confusión entre ambas historias, creando una serie de composiciones en las que la dama de Fayel se convierte en castellana de Vergy siguiendo en la mayoría de los casos la línea argumental del Roman:

    - 1733: Anecdotes de la Cour de Philippe-Auguste de Melle de Lussan y Claude-Joseph Chéron de Boismorand.

    - 1752: Les Infortunés Amours de Gabrielle de Vergi et de Raoul de Coucy, romance por Louis-César de la Baume Le Blanc, duc de La Vallière.

    - 1760: Lettre en vers de Gabrielle de Vergy, à la comtesse de Raoul, s¿ur de Raoul de Coucy por Mailhol. - 1770: Gabrielle de Vergy. Tragedia de Pierre-Laurent Buyrette dit de Belloy.

    - 1770 : La comtesse de Fayel, tragédie de société de Mme de Marron.

    - 1777: Gabrielle de Passi, parodie de Gabrielle de Vergi de Barthélémy Imbert et L. d'Ussieux.

    En definitiva, a la hora de hablar del ciclo evolutivo de La Châtelaine de Vergy, podemos dividir este ciclo en tres partes:

    - La presencia de La Châtelaine de Vergy en el imaginario literario.

    - Las adaptaciones de La Châtelaine de Vergy.

    - El ciclo literario de La Châtelaine de Vergy y del Roman du chastelain de Couci et de la dame de Fayel.

    En nuestro estudio, hemos destacado, en muchos momentos, la relevancia literaria de La Châtelaine de Vergy. El poema marca una etapa en la evolución de temas ya presentes en numerosas obras anteriores que ocupaban un lugar privilegiado en la historia literaria y que seguirían apareciendo a lo largo de los siglos en las distintas versiones y adaptaciones de la leyenda de la desgraciada castellana. Las variadas fuentes probablemente utilizadas por el poeta a la hora de componer evidencian el talento literario y la cultura del autor que supo aprovechar los elementos presentes en obras tan dispares como los lais o la leyenda de Tristán para elaborar una obra a la vez realista y poética. Hemos destacado el elemento lírico del texto como clave tanto para la clasificación genérica como para la comprensión de la obra. Opinamos que La Châtelaine de Vergy pertenece a lo que F. Carmona llama roman lírico en verso. En efecto, la trágica historia de la castellana y de su amante resulta ser nada más ni nada menos que una cansó de trovadores narrativizada, en la que la lírica, tal y como se entendía en la Edad Media, juega un papel decisivo. Así, todos los elementos propios de la fin'amor cantada por los trovadores en las décadas anteriores a la composición del poema están presentes en esta dramática historia de amor. El autor, siguiendo la moda instaurada por Jean Renart, armoniza a la perfección lo lírico y lo narrativo para crear un relato que simboliza la culminación del innovador género al que pertenece.

    Sin embargo, al estudiar el ciclo de La Châtelaine de Vergy y el género del poema, podemos comprobar que ninguna versión posterior ni siquiera las fuentes utilizadas por el poeta anónimo del siglo XIII es fiel a ese espíritu lírico-cortés del texto anónimo. En efecto, la culpabilidad del caballero y el verdadero sentido de La Châtelaine de Vergy no fueron entendidos o al menos utilizados por los autores posteriores que ya no pertenecían al mundo lírico y poético de los trovadores. Así, en La Châtelaine de Vergy, el verdadero culpable de la muerte de la castellana no es la duquesa ni tampoco el duque, sino su amado caballero. En el momento en el que comete su traición, ya pierde a su dama como lo hacía Lanval y también firma su sentencia de muerte y la de su amante. El caballero no entiende que él es la única persona obligada a mantener su secreto; lo importante no es tanto la revelación del secreto en sí como la traición voluntaria del caballero, pues, en otras obras en las que el secreto amoroso es descubierto, la dama no muere con la sensación de haber sido engañada por su amante. Ese error del caballero se repite en las fuentes y en las versiones posteriores de la leyenda aunque ya hemos apuntado que los autores que adaptaron la trágica historia de la castellana de Vergy dejaron, en su gran mayoría, de culpar al caballero por su traición, para considerarlo una víctima más de la venganza de la duquesa. En cambio, la dama del poema anónimo es una perfecta fin'amans y así lo afirma antes de morir, al final de la obra. El caballero es un nuevo Narciso que ama el amor en sí y sus delicias más que el objeto de ese amor, que es la castellana. Ella, sin embargo, muere sólo de pensar que su amado ya no la quiere. Ahí está el fallo de la castellana y del amor cortés, que está destinado a terminar de manera trágica ya que no atiende a razones "humanas" o lógicas. Es un silogismo tal y como lo veían los Clásicos: si me ama, guarda mi secreto -condición sine qua non del amor-; si revela el secreto, no me ama y el amor se pierde. No admite más lógica. Por eso, casi todas las verdaderas historias de fin'amor acaban en tragedia -la de Tristan, Coucy, Vergy, las cansós de trovadores...-, pues no están hechas para vivirlas en un mundo real. Además, el idealismo mágico del mundo de las hadas y los preux chevaliers de Camelot han desaparecido para dejar lugar al mundo de los fabliaux y de las ciudades y los comerciantes, por eso La Châtelaine de Vergy es, a la vez, la culminación y el canto de los cisnes de este arte de amar.

    Así, la leyenda será utilizada a lo largo de los siglos para ilustrar las ideas y pensamientos de los distintos autores que compondrán su propia versión de ese amor desgraciado. En efecto, lejos de respetar el espíritu del poema original, todos estos autores adaptarán la historia a las modas literarias contemporáneas utilizando la leyenda para expresar sus ideas sobre el amor, la religión, el matrimonio o la sociedad en general, cambiando el género de este texto versátil en especies literarias tan dispares como la tragedia, la comedia, la epístola o la ópera y recorriendo así casi todos los géneros literarios existentes. De la historia de los amantes que entrará a formar parte de la leyenda junto a otras ilustres parejas, como la de Tristán e Isolda, el castellano de Coucy y la dama de Fayel o Lanzarote y Ginebra, sólo quedará un amor puro y sublime que traspasará los siglos, los géneros y las modas literarias. Finalmente, la leyenda de la castellana de Vergy volverá a ser rescatada y disfrutada en su verdadera esencia en nuestra época, pues las grandes historias de amor son eternas.


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