La Constitución Española concede al rey Juan Carlos tres roles protagónicos en su desempeño social; el monarca ejerce como árbitro simbólico, como primer embajador ante el exterior y como alto patrón de las Academias o de los ejércitos, entre otras funciones. Para armonizar sus escenificaciones ante audiencias tan diversas (políticos, ciudadanos, académicos y militares, por citar algunas), y para conseguir trabar un discurso relativamente homogéneo, don Juan Carlos articula un tabú en sus declaraciones públicas: el tabú de la expresividad real. En este trabajo hemos analizado casi cuatro mil contenidos alusivos al jefe de Estado -publicados en ABC.es y ELPAÍS.com durante los años 2009 y 2011-, y lo hemos hecho a través de un triple procedimiento instrumental: análisis de contenido manual, análisis de contenido informatizado y análisis cualitativo o Teoría Fundamentada. Como resultados principales, en el apartado del diseño de la información, localizamos dos tipos de coberturas: una composición fragmentada, en ABC.es, según la cual este ciberdiario tiende a publicar contenidos de menor extensión y elaboración; y una composición integrada, en ELPAÍS.com, la cual interrelaciona los diferentes recursos en macrounidades informativas. En líneas generales ambas tendencias comparten un alto grado de vocabulario, aunque personalizan la institución en función de nociones inherentes a sus cabeceras. Pero los hallazgos más importantes entroncan con una corriente de investigación denominada "marcas corporativas hereditarias", según la cual la institución del rey, en el siglo XXI, en buena medida deja atrás sus significados irracionales para avanzar hacia una comunicación normalizada, y definida por valores periodísticos. En ese sentido, y a partir de los vestigios que hemos rescatado de los textos analizados, aportamos una teoría para la construcción de los mensajes de la monarquía.
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