A partir de una bibliografía básica (C. Verlinden, 1955, 1977 y C. Meillassoux, 1986) y del trabajo de archivo, desarrollado sobre todo en el Archivo Histórico de Eivissa (Baleares), y bibliográfico se han analizado los aspectos fundamentales de la cautividad medieval y moderna hasta el final del siglo XVI en la isla de Eivissa. Primeramente se ha realizado una crítica del vocabulario historiográfico del fenómeno, que desde el monumental trabajo de Verlinden designa como "esclavos" lo que los documentos, mayoritariamente, aparece como "captius". Se han expuesto las razones que llevaron a Charles Verlinden a la elección de aquella palabra, en detrimento de "cautivo" o, en catalán, "captiu", relacionadas con su proyecto historiográfico de establecer los orígenes medievales de las instituciones coloniales creadas en América. El uso de una misma palabra, esclavo, por sí solo, establecía los vínculos entre la cautividad medieval mediterránea y la gran esclavitud atlántica.
Por su parte, el antropólogo francés Claude Meillassoux, establece la mecánica fundamental de la cautividad o esclavitud y proporciona una definición precisa y relevante de aquel fenómeno. Muy resumidamente, describe la cautividad como el mantenimiento de un grupo de personas reducidas de derechos, cautivas, que se renueva constantemente mediante la captura de nuevos individuos en edad productiva.
Los autores y autoras que han continuado la corriente historiográfica fundada por Verlinden, han tenido especialmente en los protocolos notariales su fuente principal de información. El hecho de que en Eivissa no se conserve documentación notarial hasta entrado el siglo XVI, ha sido la causa de que la información para la tesis se haya obtenido de otras fuentes escritas, especialmente los libros de contabilidad de obras o libros de obra. Estos documentos muestran a los cautivos en el desarrollo de uno de los trabajos en que sus propietarios los usaban cotidianamente. Son cuentas de gastos que permiten saber los jornales que trabajaban los cautivos respecto de los libres y en qué tipo de labores. Otras fuentes menos o nada detalladas en las cifras muestran a los cautivos en usos diferentes, especialmente en la extracción de la sal y en trabajos agrícolas, sobre todo en los viñedos. Los propietarios de los cautivos, puesto que eran los que, como se ha dicho, los "usaban", han sido objeto de especial atención y se han estudiado uno por uno y colectivamente como grupo usuario de cautivos. Esa caracterización los muestra como los más ricos de la sociedad ibicenca de cada momento, con tierras alrededor de la villa (único núcleo urbano de la isla) y derecho a cantidades importantes de sal en el repartimiento que se hacía anualmente. Con todo, los cautivos que tenían no solían ser más de dos. Tener cautivos era caro y hacía necesario contar con los medios para mantenerlos ocupados en la producción de bienes convertibles en moneda. La moneda era para el "señor de cautivos" el medio para poder reemplazar los cautivos que morían o se hacían viejos. La liberación por el procedimiento de la talla o "alforría" se describe en la tesis como el procedimiento usual de los amos para sustituir a los cautivos envejecidos, enfermos o debilitados.
La tesis muestra, con cifras, la cantidad de cautivos que hubo en Eivissa en el período estudiado, cuántos y quiénes eran sus propietarios, cuántos cautivos tenía cada uno, a qué trabajos los obligaban; cómo la tenencia de cautivos y el hecho que sus amos fueran ricos, influía en la totalidad de la sociedad y de sus órganos públicos de gobierno; cómo aquel centenar escaso de señores de cautivos, con su demanda, mantenía la actividad corsaria de la que procedían los nuevos cautivos. Se trata, pues, de un estudio de los cautivos y de sus dueños en Eivissa entre el siglo XIII y el final del XVI, realizado a partir de documentos hasta ahora no explotados para este fin y que ha conseguido poner cifras a aquel sometimiento de personas.
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